De tanto ir y venir a ningún lado, de tanto pensar, si se es, y si se está, preguntándome, qué será más largo, si el día o la noche, preguntándome por qué de mi tiempo hice un derroche, cuando debí haber ahorrado un poco, para poderlo gastar cuando el tiempo valiera oro; pero había que seguir la corriente, para no parecer un ignorante inadaptado, a una realidad que era más que evidente, que estaba por demás maquillada, donde los oscuro se pintaba de rosado y solamente se podía figurar, usando el disfraz más novedoso y sobresaliente, para ser aceptado.

De tanto ir y venir, el camino ha quedado marcado, ahora es un canal ademado, por donde corre un río de lágrimas y anhelos, que quedaron en el pasado.

De tanto ir y venir, mi cuerpo ahora es más que delgado, adaptándose así al porvenir y poder volar, como vuela una pluma impulsada por el suave viento, para ir en busca del tiempo, que se me había robado.

De tanto ir y venir, mi pensamiento se ha embarcado, para navegar por el canal que construí, para poder ir a otro lado, allá, a donde aún se pueda vivir sin miedo a lo inesperado, a donde puedan mis pies sentir en dónde estoy parado y pueda imprimir mis huellas, para no extraviar el camino cuando quiera volver y desandar el trayecto, e ir al encuentro de todo aquello que no valoré por sentirme cansado.

De tanto ir y venir por donde nunca deseé quedarme varado, a pesar de los años, a pesar de lo daños, quiero renacer como un hombre afortunado, para poder ver florecer en mí, la esperanza de volver a sentirme enamorado, de la vida que Dios me ha obsequiado.

enfoque_sbc@hotmail.com