Qué importante resulta observar los pequeños detalles en un todo de la gran vida, que parece tener prisa por llegar a ninguna parte; puedo asegurarles que de percibir lo que parece una nota más de una canción, una pincelada adicional en un cuadro, una palabra en una conversación, una pequeño soplo de aire en el ambiente, una mirada discreta, un tono de voz suave que se aprecia como susurro, o el lento caer en el entorno de una diminuta pluma blanca, cuyo origen se desconoce; en todo ello hay un mensaje de suma importancia para todos nosotros, y que de no tener plena conciencia de lo que ocurre por estar acostumbrados sólo a observar lo más voluminoso, lo más vistoso, lo más sonoro y a sentir lo que más duele y no la sensación sutil de las vibraciones que proceden de otras entidades que utilizan otro tipo de lenguaje para decirnos tantas cosas que no se pudieron trasmitir por las únicas vías de comunicación a nuestro alcance y conocimiento.
En ocasiones, mi esposa critica mi forma de escribir, aludiendo que pareciera que tengo la certidumbre, de que todo el que lee mis escritos sabe de lo que estoy hablando, o puede intuir aquello que podría aportar mayor claridad a mis mensajes y se queda en mi mente, pero que resulta ser lo más evidente cuando se está en la misma frecuencia emocional; para mi fortuna he recibido algunos comentarios favorables, con mucha definición a lo que pretendo comunicar, y eso me da confianza de seguir con esta forma de escribir, que más de tratarse de un estilo, pretende demostrar que muchas de nuestras capacidades especiales aún no se conocen, pero irán fluyendo conforme la necesidad nos lo exija.
A últimas fechas he tenido la oportunidad de reconocer las señales indiscutibles de que podemos lograr más si conociéramos más sobre nuestro potencial, para desarrollar a plenitud nuestras capacidades especiales, muchas de las cuales hemos dejado de ejercer, debido a la falta de contacto directo para comunicarnos con los demás; en esta semana que terminó, reconocí en un suspiro, sin decir palabras, el mensaje: Si supieras cuánto te extraño cuando te ausentas. También reconocí en una mirada un: Quisiera estar más tiempo a tu lado, pero no me es posible; y en un silencio un: ¿Ya no me quieres?
Cada vez será más necesario observar con detenimiento lo que nos está pasando, porque las emociones más sutiles, podrán quedar ocultas por la obviedad con la que vivimos.

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