Preocupados como debemos estar los que tenemos consciencia del problema epidemiológico que nos aqueja, acatando las disposiciones de las autoridades de salud, con mayor competencia y responsabilidad, nos encontramos confinados en nuestro hogar hasta nuevo aviso; situación también harto difícil, porque al no tener mucho espacio para moverse, la cantidad de energía que no se libera debido al sedentarismo involuntario, empieza a depositarse en el cuerpo, incrementando el tejido adiposo; desde luego, que como muchos otros ciudadanos en cuarentena, habilitamos un programa de actividades para evitar generar un trastorno de ansiedad, o si ya lo padecemos, para que éste no sea demasiado extremoso, lo mismo para no verse afectado por un trastorno depresivo, pues abandonar de forma abrupta las rutinas establecidas por años, hace mella en nuestro estado de ánimo.
Dentro de mi agenda, tengo un apartado especial donde enlisté a familiares y amigos para comunicarme vía celular o internet, entre ellos se encuentra el tío Tiótimo, me preocupa el hecho de que se encuentra solo en su rancho y debí haberlo visitado hace un par de días, pero no me fue posible, debido a que me he tomado muy en serio lo de estar en casa, pero me tranquiliza el hecho de que en diciembre pasado, le regalé un teléfono celular, y aunque no le pareció una buena idea, por el hecho de la resistencia que asegura tiene para usar este tipo de tecnología, me di a la tarea de convencerlo para que lo utilizara, y así poder tener una comunicación más frecuente, ya que el teléfono al que tiene acceso está en una caceta a unos 30 kilómetros del rancho. De diciembre del 2019 a la fecha sólo nos hemos comunicado tres veces en este 2020, una vez en enero y dos veces en febrero, hoy logré que contestara el teléfono móvil y he aquí los detalles de nuestra entrevista: _Hola tío, soy yo, Salomón, tu sobrino consentido ¿cómo te la estás pasando?
_Háblame fuerte sobrino, porque yo también estoy malo del sentido.
_Soy yo, tu sobrino consentido, no que estuviera yo mal de los oídos. Se te escucha bien ¿ya te llegó la noticia del grave problema de salud que hay en el mundo? ¿Te estás cuidando como es debido? Recuerda que tú estás en el grupo de riesgo, pues eres un adulto mayor.
_En mundo siempre hay problemas graves ¿apoco no te has enterado? no sé por qué ahora hay tanto espanto, además yo no tengo problemas de que se me pegue esa roña, vivo únicamente con mis animalitos y mira que ellos andan pero reteque bien tranquilos, las gallinas siguen poniendo huevos, la vaca y la chiva siguen dando leche, hago queso y jocoque, y pos mi huertita sigue produciendo maíz, calabazas, y chayotes, también tengo sembrado tomate, cebolla, chile, cilantro, papa, y el agua no me falta, la noria no se ha secado y me alcanza para el riego y para el uso diario.
Quedé sorprendido de cómo mi tío no se veía asustado y ni por la gravedad de la pandemia, ni por el peligro del desabasto; él seguía viviendo como si nada estuviera pasando; pero recordando que no contaba con el contacto de otro ser humano, se me ocurrió decirle:
_Oye tío, y en situaciones como estas ¿imagino que has de estar extrañando mucho a mi tía?
_Mira mijo ¿cuántos días dices que tienes encerrado con tu mujer, debido a la mentada cuarentena?
_Diez días apenas, tío.
_Pues si pudiste aguantarla diez días, no te preocupes por el virus mentado, considérate vacunado contra todo mal.
Bien dicen que sabe más el diablo por viejo que por diablo, pero en el caso de mi tío Tiótimo, a pesar de no ser un experto en epidemiologia, virología y demás, le voy más a sus pronósticos.

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