De pronto, mi auto empezó a hacer ruidos extraños, me dije, tal vez le falta una buena lavada para retirarle la tierra acumulada en las recientes lluvias, así es que acudí a un lavado de autos y me lo dejaron como nuevo, bueno, pero el servicio no eliminó el ruido, mismo, que se acentuaba cuando pasaba alguno de los monumentales topes de las calles por donde suelo transitar; decidí llevarlo a un mecánico y me dijo: son los amortiguadores, le comenté que hacía 30 días me había dicho que no los requería, pero él insistió. Para estar seguro del diagnóstico, acudí a pedir una segunda opinión y coincidió; seguiría entonces el peregrinar de la búsqueda de las refacciones, así es que decidí hablarle a un buen amigo para que me recomendara una refaccionaria, y éste me dijo: mejor no lo arregles. Nadie me había dado un consejo diferente al que deseaba escuchar, entonces le pregunté el por qué, y me dice: es dinero tirado a la calle, porque más tardará en cantar un gallo que tendrás de nuevo que comprar refacciones ¿acaso no te has percatado de las pésimas condiciones de las calles de nuestra ciudad? Y lo peor del caso, es que ni siquiera, con motivo de las próximas elecciones, he escuchado a ninguno de los candidatos a diputados, comprometerse a gestionar recursos para sanear de fondo este grave problema citadino, que está causando grandes problemas y gastos a los victorenses.
Me fui pensando en la respuesta de mi amigo, más queriendo ser optimista me dije: esto no será para siempre, además, me dio un poco de esperanza el hecho del dicho que acompañó al consejo: Antes de que cante un gallo, la suspensión de tu vehículo estará en las desastrosas condiciones en las que se encuentra hoy ¿que por qué medio me esperancé? porque tengo años de no escuchar que cante un gallo en ciudad Victoria, aunque a decir verdad, también nos han hecho mucha falta buenos gallos en la política para resolver la problemática que más nos aqueja.

Correo electrónico:
enfoque_sbc@hotmail.com