Los partidos políticos tendrán dos años para velar armas en aras de dar su mejor batalla en los comicios de 2027, una de las asignaturas a las que deberá dedicar mayor atención es detectar y formar cuadros femeninos, dado que tienen que cumplir con la cuota de género del 50 % que la ley establece. La cual hasta ahora lo han resuelto haciendo candidatas a hijas, hermanas,  esposas, nietas de un exalcalde,  o exgobernador o, de un cacique político, pero esta es una beta cuya explotación empieza a agotarse.

La alta demanda de candidaturas a mujeres puede agotarse si sigue ese patrón de tinte familiar. Los partidos políticos deben de abrirse a la sociedad, a la búsqueda de valores intelectuales, perfiles profesionales que garanticen un buen desempeño en sus funciones, pero antes tiene que cubrir la asignatura que conlleva hacer política y ganar adeptos en campaña.

Tan sólo en Tamaulipas cada tres años en los comicios locales, cada partido requiere de por lo menos 33 mujeres para titulares de candidaturas, además de los suplentes; 22 de ellas corresponde a alcaldías (son 43) y 11 para diputadas locales (la mitad de los 22 distritos), eso sin contar con igual número de suplentes para el caso legislativo y las presidencias municipales y la cuota de plurinominales.

Además cada tres años se necesitan cuatro mujeres con sus respectivas suplentes para las candidaturas a diputadas federales y cada seis años otras dos para senadora y su suplente.

Puestas sobre la mesa estas circunstancias, los institutos políticos tienen el desafío del tiempo, 2025 y 2026, para formar esos cuadros, para detectar los que pudieran existir y contribuir a mejorar su perfil, que el liderazgo que ejercen en un terreno en particular lo hagan extensivo a la sociedad.

2.- El punto de partida puede ser la aportación del  Instituto de Investigaciones y Capacitación de las Naciones Unidas para la Promoción de la Mujer (INSTRAW), el cual tiene una propuesta de perfil para las candidatas a alcaldesas, partiendo de un exhaustivo análisis, que ha dado lugar a una descripción denominado <currículum de género>, el cual se construye con lo siguiente:

Logros personales; grado de involucramiento en la vida municipal; relación con distintos actores sociales y políticos dentro y fuera del municipio; grado de conocimiento conferido a sus actos por parte de otros y otras, lo cual se traduce en prestigio social y finalmente participación política.

La paridad de género que por ley tienen que asumir los partidos políticos en el México de nuestro tiempo, y teniendo como antecedente indicadores muy bajos de presencia femenina al frente de los ayuntamientos, reclama un análisis para incorporar a mujeres que quizá nunca han pensado en política, pero que cubren cuando menos cuatro de los cinco puntos señalados.

Los líderes morales y legales de los partidos de hoy, debieran hacer un análisis retrospectivos de porqué en su momento fueron atraídos al terreno político mujeres como Paloma Guillén o Laura Alicia Garza Galindo (QEPD), que fueron prácticamente “descubiertas” por su capacidad profesional y que ellas mismas no tenían en sus proyectos incursionar en política, pero fueron lanzadas al ruedo obteniendo positivos resultados.

El trabajo de investigación citado también hace referencia a los elementos que deberán de tomarse en cuenta para la evaluación de los perfiles y trayectorias de las posibles candidatas a alcaldesas, que incluye características y condiciones que individualizan a las mujeres según su lugar de origen (no es lo mismo un poblado rural a uno urbano), clase social, estado civil, religión, ideología política, escolaridad, profesión o actividad preponderante, si son madres o no, incluyendo la edad de los hijos.

Porque es un dato recurrente en todos los trabajos efectuados en este tema en las últimas décadas, que entre las limitantes de participación de la mujer en política e incluso en la academia, son los embarazos y una etapa en el papel de madre que requieren los cuidados de los hijos.

Lo que nos recuerda a la primera gobernadora de México, la escritora y poeta colimense Griselda Álvarez Ponce de León, quien alguna vez expresó, precisamente en una visita a la capital tamaulipeca, que “la viudez es la mejor etapa para ser gobernadora”. Ella participó en un evento organizado por el gobierno de Tomás Yarrington en el que desfilaron varias mujeres de alto perfil, entre ellas Beatriz Paredes Rangel y una ministra del gobierno español.

3.- Retomando el tema de la investigación de Massolo, esta fue aplicada a 81 presidentas municipales en 21 estados de la República y producto de este trabajo propone la categoría de curriculum de género, que se define como algo construido a través de su socialización, origen político, profesionalización, desempeño laboral y proyección en la comunidad.

Esta investigación aportada al INSTREAW concentra datos que precisan, que el 66 % de las alcaldesas encuestadas, afirmaron tener un vínculo familiar (padre, tío, hermano) o conyugal con algún funcionario municipal, estatal o del partido, sólo  una tercera parte de la muestra  desarrolló una incipiente “carrera política”, asociada con militancia.

Esto último coincide con el desarrollo que ha tenido la vida política femenina en Tamaulipas y no es que se proponga cancelar ese modelo, sino enriquecerlo, en ese sentido urge despertar el interés o vocación por la política  en mujeres que tienen un crédito en la sociedad por su desempeño; en aquellas que son conocedoras de la problemática de su municipio y que puede por su formación profesional o capacidad, gestionar el bien público.

En esas circunstancias los partidos políticos tienen que detectar a las mejores mujeres, que sean agentes del cambio reclamado por la sociedad. Esa elección de candidatas deberá de hacerse con mucha precisión, con visión futurista, porque las alcaldías pueden ser los primeros peldaños de una carrera política de más futuro. Son 50 % de oportunidades que ya no tendrán los varones y los partidos se verán en problemas muy pronto, si no salen del círculo que ha predominado hasta ahora.