“El buen juicio proviene de la experiencia y la experiencia proviene del mal juicio…”

Rita Mae Brown

La frase es de Mario Ruiz Massieu, hermano del asesinado José Francisco de los mismos apellidos:

“Los demonios andan sueltos y han triunfado…”

Fue una especie de epitafio hecho público cuando en su papel de Subprocurador General de la República se refirió al asesinato de su familiar, homicidio en el que lamentablemente varios tamaulipecos fueron protagonistas. No cito los nombres para no remover cenizas

Hoy esas palabras resuenan en nuestro Estado, por fortuna no en torno a la muerte de alguien, pero sí dentro del círculo donde nacieron, el político.

¿Por qué rememorar esa frase?

A seis meses, días más o días menos, de finalizar la administración de Francisco García Cabeza de Vaca y animados por la beligerancia de su ex patrón que busca abiertamente ser candidato panista a la Presidencia, una cauda de funcionarios cabecistas que armaron empresas para medrar en las cajas fuertes y se prepararon para continuar saboreando las mieles del prespuesto fuera del gobierno, ya empezaron a moverse a través de testaferros para tratar de seguir medrando en las arcas públicas, con contratos a trasmano. Obras Públicas, Salud y Administración son sus objetivos principales.

Bueno, les tengo malas noticias a esos nuevos demonios sueltos.

El actual gobierno estatal ya tiene ubicados los giros empresariales de esos ex servidores públicos y socios y para ellos no sólo están y estarán cerradas las puertas, sino que los supuestos socios y directores de esas empresas también corren el riesgo de ser incluidos en las indagatorias sobre las presuntas corruptelas de sus mecenas, sea como cómplices o como encubridores. Como dicen en ese querido pueblo de Dios, Río Bravo: Tantéenle.

Lo que están recibiendo de esa claque es lo más cercano al Beso del Diablo, porque nada que huela a establo, es decir a Cabeza de Vaca, podrá ni siquiera acercarse a la administración morenista y en cambio aportará una etiqueta de indeseable a sus protagonistas.

Así que lo más probable es que la última parte de la frase de Mario Ruiz Massieu sea diferente y en lugar de señalar que los demonios han triunfado, en Tamaulipas podría corregirse con “y han sido aplastados”…

¡QUE SE LO LLEVE EL DIABLO!

Lo que está a punto de entrar en vigor gracias a la estulticia de los diputados federales, hombres, mujeres o demonios, no tiene otro nombre que estupidez.

Soberana estupidez. Hay que decirlo.

Me refiero a que en aras de presuntamente cerrarle el paso a los “dinosurios”, van a permitir que un mocoso o mocosa de 18 años pueda alcanzar una diputación federal o que un secretario de Estado pueda ser nombrado en una responsabilidad de ese tamaño a los 25 años. Eso y abrir la puerta al caos es lo mismo.

No encuentro la razón en esto, pero sí veo la sinrazón.

Quienes promovieron esa “apertura” no buscan la inclusión de mozalbetes “porque tienen derechos” ni mucho menos el bien nacional. Su objetivo es electoral.

En otras palabras, darle “representación” a un niñato persigue únicamente obtener su voto a cambio. Lo mismo buscan en los veinticincoañeros que quieren comerse el mundo apenas paridos por las aulas, sin experiencia, sin madurez y en muchos casos, sin la menor idea del mundo real. Y eso, si es que tienen una preparación académica, porque hasta ahora un determinado grado de estudios no aparece como condición para ser electos o nombrsdos, según sea el caso.

¿Y el país?

Bah, eso no importa, ¡Que se lo lleve el diablo!… Por lo menos así parecen pensar las diputadas y diputados que aprobaron esa barbaridad.

¡Que Dios nos asista!…

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