No cabe duda que cuando tenemos oportunidad de convivir, tenemos el mejor tesoro social y humano que pudiera haber: el ver fotografías plenas de gente en la calle Francisco I. Madero nos lleva a recordar aquellos
tiempos en que convivíamos las familias en un día de campo, un paseo cualquiera, o en la casa, cuando en el patio se sentaban padres y abuelos, y los chicos jugábamos una y mil cosas: avión, escondidas, roña, trompo, canicas o un futbolito de casa, con los consabidos gritos de la abuela que nos pedía cuidado para no pergarle a alguien con la pelota.
Pero el “Libre 17” nos está permitiendo recuperar esa parte del tejido social que nos interesa: vemos muchachos de 12 en adelante que caminan, pla-tican, provean, y lo interesante de todo es que andan SIN CELULAR, lo que constituye una verdadera sorpresa.
¡Vaya! Si llevan su móvil: no podemos pensdar que siquiera proyectaron una salida de casa sin el móvil, pero también platican y se han dado cuenta que los procesos de comunicación aún existen y son r5eales.
Oscar Almaraz, alcalde de Victoria andaba por ahí saludando, encabe-zando eventos, conviviendo y dando de repente una que otra anotada a lo que la gente percibe y algunos le comentan porque a veces quieren hacerlo con el jefe de la comuna, en este caso, el alcalde de Victoria.
Y por otra parte, un domingo lleno de fútbol para los que amamos este deporte con todo y los fraud esy simulaciones que tanto nos afectan, enojan y perjudican lo que fuera un deporte y, prostituido hoy, se ha convertido en un negocio de simulaciones, de trampas, pero de mucha afición.
Ver coronarse a tu equipo favorito es especial, y soportar los comenta-rios malsanos de algunos es parte del “protocolo” del campeón. Disfrutar las semifinales del torneo mexicano también constituye una buena oportunidad para convivir con los amigos y familiares.
Pero no podemos dejar de comentar la importancia que tiene el Libre 17 para todos, porque estamos, poco a poco, recuperando los espacios de los ciudadanos, y en ello tiene mucho que ver la autoridad que propicia que la convivencia se imponga a las malas acciones.
Cierto, no podemos pensar que todo es color de rosa o que, como dicen otros, es “miel sobre hojuelas”, pero no hay duda que estamos propiciando un mejoramiento social del que somos todos partícipes y tenemos una importante responsabilidad.
Falta mucho por hacer, y todos lo sabemos, pero el hecho de salir sin tanto miedo como hace un año, por citar una fecha, ya es ganancia, aunque no nos conformamos: nos falta aún mucho, y queremos en Victoria recuperar esa tranquilidad y el calificativo de “Ciudad amable” que nos caracterizó durante años.
Se dan oportunidades en este evento social, surgido –recordemos- de una iniciativa ciudadana, una propuesta no partidista que las autoridades, en su momento, han apoyado en todos sentidos, para bien o para mal, pero que han dado el lugar social que tiene la gente en este tipo de propuestas.
Y eso hace más loable la actitud de la autoridad municipal, porque no se han tratado de agenciar o adueñar de un proyecto que tiene años, sino que le han dado la continuidad que la gente quiere, tal y como sucede, por citar un ejemplo con la exposición “Cien Imágenes”, que en este 2017 cumple 30 años de existencia y sigue formando un libro de historia de la fotografía contempo-ránea de Tamaulipas mucho muy importante.
Bien, qué bueno, aplaudimos al ayuntamiento y su autoridad Oscar Al-maraz, a sus miembros del Cabildo, a quienes promueven estos eventos, y a los ciudadanos que participan.
Solo por favor, NO OLVIDEN a esos que han sido despojados de sus empleos y hoy no participan, porque tienen que ocuparse de llevar para comer a su casa, y fueron despojados de su en forma por demás injusta.
Pediríamos, para coronar tan loable acción, recordar a los que fueron co-rridos en forma injusta e inhumana.
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