Desde hace ya varios años se ha hablado mucho acerca de una reforma a la ley de la industria eléctrica, se ha vuelto un tema “clásico” en el México contemporáneo; y “un clásico” es algo de lo que todo mundo habla, pero pocos conocen realmente. El domingo 17 de abril se votó en el congreso de la unión esta iniciativa de reforma de ley que proviene del ejecutivo federal. Se registraron 223 votos en contra y 275 votos a favor, frente a los 334 necesarios. El debate, que se prolongó durante casi 13 horas, estuvo cargado de descalificaciones y de acusaciones cruzadas de “traición a México”.
Siendo sinceros, ¿Cuántos de ustedes han leído la ley de la industria eléctrica?, ¿Cuántos han emitido una opinión a favor o en contra de esta ley?, me atrevo a decir que la mayoría no ha leído esta reforma de ley, pero si ha comentado su postura a favor o en contra. Lo cierto es que uno puede tomar la postura que desee, nadie ni nada nos limita, sin embargo, mucha gente opina sin conocer el fondo de la ley solo toma postura política y no técnica. Es un paroxismo que enferma a nuestras sociedades actuales.
En lo que si podemos estar de acuerdo todos es que queremos a una CFE fuerte ya que es una institución fundamental para el desarrollo del país, pero no solo la queremos fuerte, también la queremos eficiente. En fin, en esta columna escribo brevemente y sin elaborar demasiado dos situaciones que pretendía reformar esta ley, uno puede estar favor o en contra de esas modificaciones.
Los principales cambios que pretendía esta Ley son: 1) cambiar el despacho de las fuentes de energía (la fuente de energía que se utiliza primero para producir energía). El despacho actual se toma en cuenta por eficiencia económica; primero la energía nuclear, luego renovables, ciclo combinado, carboeléctricas, combustóleo y hasta el último el diésel. Lo que se estaba proponiendo era despachar primero la nuclear, luego hidroeléctricas, ciclo combinado de CFE, diésel, combustóleo y carboeléctrica y hasta al último las eólicas, fotovoltaicas y ciclo combinado de privados. 2) eliminar la obligatoriedad de comprar subastas para suministros básicos. La industria privada en México necesita tarifas competitivas, la CFE tiene costos entre 1.3 hasta los 2.1 pesos por kwh, mientras que los productores particulares rondan los .85 pesos kwh, (no tiene sentido eliminar subastas a largo plazo) para poder competir con nuestro vecino del norte se necesita tarifas mínimo similares (en México la tarifa de media tensión es 130% más cara y alta tensión 85% vs la zona de Texas).
Para finalizar quiero destacar dos acontecimientos. Uno es que el domingo entre 8:00 o 9:00 de la noche había ¡más de 40,000 personas conectadas en la transmisión en vivo de la página del congreso de la unión en Facebook! Es una gran noticia que mucha gente se involucre y le interese estar pendiente de las decisiones que toman nuestros legisladores. Y el otro gran acontecimiento es que el domingo no perdió nadie, sino todo lo contrario, ¡ganamos todos! Ganó la democracia (por más que cada legislador haya votado conforme se lo pidió el líder de su bancada), es claro que mínimo se van reduciendo los negocios en lo oscurito como hace algunos ayeres ocurría.