Un buen día, ayer cuando mi segundo nieto contaba con 10 años de edad, se acercó a mí, mientras disfrutaba la paz que da el tener tiempo para mecerse en una mecedora con historia familiar; el niño tocó mi antebrazo derecho para cerciorarse que no estuviera dormido y al abrir los ojos le sonreí, gesto que le inspiró mayor confianza para preguntarme: Abuelo, ¿qué es ser bueno? Por qué preguntas eso, le contesté.
Porque mi madre dice que debo de ser bueno para lograr todo lo que deseo en la vida. Bueno, lo que tu madre comenta es un concepto que implica el tomar en cuenta muchos factores, por ejemplo, desde el punto de vista moral, involucra aspectos como la bondad, la compasión y ser virtuoso, todo ello con la finalidad de allegarle bienestar a los demás; por otro lado, implica el ser competente o habilidoso en algo, o simplemente para denotar que algo es útil, valioso o de calidad.
Pienso que tu madre te quiere despejar la duda sobre aspectos de los beneficios que tiene el hecho de comportarse en forma positiva, evidenciando con ello tu capacidad de ser íntegro, compasivo y empático con los demás.
Has de saber que el hecho de ser bueno no sólo te invita a no hacer el mal a nadie, sino el propósito de hacerle el bien a otros y para lograrlo tienes que ser una persona que tenga muy sólidos los principios morales como la honestidad y la generosidad. Emiliano fijó su vita en el horizonte como buscando respuestas o tal vez tratando de entender lo que yo le estaba comentando y después de un par de minutos me preguntó: ¿Y eso de ser bueno es para siempre o puede uno dejar de serlo en un momento dado? Su pregunta me sorprendió sobremanera y generó a su vez que le respondiera con otra pregunta: ¿Y por qué alguien que busca el bien, en un momento dado de su existencia desearía dejar de serlo? Emiliano respondió con aplomo: ¿Acaso no has escuchado decir aquello de que “buenos, buenos, ni Dios los quiere”? Mira Emiliano ese es un dicho popular, no proviene de ninguna fuente bíblica, es pues, una ironía sobre la existencia de la bondad absoluta de las personas, sugiere que nadie es perfecto sólo Dios; todos tenemos defectos y cometemos errores, incluso, malos pensamientos, e imagino que tú de alguna manera velada me estas queriendo decir que ser bueno requiere de ser también una persona responsable, que exige hasta cierto punto la renuncia a cometer acciones que, pudiendo tener una justificación instintiva con participación de la biología de la persona, no es aceptada moralmente por afectar a otras personas, ya sea voluntaria o involuntariamente.
Hay personas que fingen muy bien ser buenas, pero en realidad persiguen con ello conseguir algo que se proponen, y privilegiar así sus intereses; por otro lado, hay personas que por naturaleza son buenas y pueden sufrir consecuencias no gratas cuando abusan de su bondad o su ingenuidad, de ahí que se dice que todos debemos tener por necesidad un grado de malicia o astucia para poder sobrevivir o tener éxito.
Al escuchar esto último, Emiliano no pudo evitar suspirar, y llevándose la mano derecha a la frente como una señal de escape dijo: En ese caso, abuelo, podría decirse que mi intención es siempre hacer las cosas bien, pero si de alguna manera me siento amenazado por alguna circunstancia, no me sentiría tan mal si me defiendo para mantener mi integridad.
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