Un buen día llego hasta mi consultorio un hombre entrado en años, 81 para ser exactos, pero que debido a su grácil carácter, emanaba una envidiable jovialidad, de hecho, antes de que pudiera saludarlo y preguntarle a qué se debía su consulta, con una gran sonrisa en las labios me preguntó sobre mi estado de salud, instintivamente le dije que bien y le regresé la pregunta y sin dejar de sonreír me dijo que él se sentía como se veía, entonces, con sinceridad le dije, que para empezar no aparentaba esa edad, que se veía más joven, a lo que respondió, que se sentía todavía con mucha energía, y empezó a narrar cuáles eran, lo que consideraba, buenos hábitos; no soy un hombre rico, pero procuro que mi alimentación sea de calidad, yo preparo mis alimentos y sólo hago tres comidas en un horario que le parecerá inadecuado, el desayuno lo tomo a las 6:00 hs, la comida a las 11:00 hs y la cena a las 17:00 hs, no fumo, no tomo bebidas alcohólicas, camino mucho y cuando no lo hago, me subo a la bicicleta, me duermo muy temprano entre las 18 y 19 hs y me levanto a las 5:00 hs. Me gusta platicar mucho y lo hago con todas las personas, las conozca o no, siempre digo lo que pienso y si me siento incómodo con alguien se lo digo y me marcho, me gusta ser servicial, pero sé decir que no cuando no me agradan los favores que me piden, procuro no preocuparme por nada, doy consejos sólo cuando me los piden, pero me gusta motivar a las personas para que procuren tener hábitos saludables, tengo todo el tiempo del mundo para mi persona y para aquellos que se sientan a gusto a mi lado, ya trabajé en mi tiempo para sostener a mi familia, no le debo nada a nadie, me siento libre y soy autosuficiente, pues no dependo de nadie, en ocasiones critican mi forma de ser y hasta me han dicho que soy inhumano, pero no dejo que esas críticas negativas se arraiguen en mi pensamiento, he decidido vivir la vida haciendo lo que me gusta, no le tengo miedo a la muerte, ni siquiera pienso en ella, porque mi tiempo vale más que una preocupación, así es que mi estimado médico aquí estoy, ese soy yo y sólo vine porque sentí una leve molestia en uno de mis ojos, misma que ya no siento, pero mi familia instó en que viniera a consulta, ¿cómo la ve? Mejor dígame ¿cómo está viendo usted en estos momentos? Perfectamente bien, Tomó en su manos su póliza del Seguro Popular y sin dificultad leyó su contenido. Después de interrogarlo sobre su presunto padecimiento, lo pasé a la sala de exploración y lo examiné detenidamente no existiendo una evidencia objetiva que pudiera delatar alguna patología; después de un brinco bajo de la mesa de exploración sin dejar de sonreír.
Curiosamente, aquella extraordinaria experiencia me levantó el ánimo, pensé en mis achaques de los últimos años y en la diferencia de edades, si bien me faltaba poco menos que dos décadas para tener esa edad, pensé en fortalecer mi intensión de adoptar buenos hábitos, mismos que no me exigen ser rico para poder tener una dieta saludable o para realizar gastos innecesarios en equipo o inscripción en gimnasios especializados; todo se resume a: Procurar amor por mi persona, amar a los demás, compartir la felicidad de saberse vivo y dichoso, aprovechar las oportunidades que nos ofrece la vida, no generar pensamientos negativos, mucho menos guardarlos, disfrutar de la libertad y ser menos dependientes de los demás, hacer valer los derechos y hacer efectivos los valores positivos como la humildad, la honestidad, la confianza, la solidaridad; todo está al alcance de mi persona y sólo necesito hacer uso de mi voluntad.

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