“Miles de personas han sobrevivido sin amor, ninguna sin agua”…

* H Auden

Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar…

La frase es una de las perlas de sabiduría popular más conocidas sobre la necesidad de aprender de las malas experiencias ajenas o de errores cometidos por otras personas.

Hoy, de alguna manera podrían aplicarse en Tamaulipas esas palabras, en lo que se refiere al problema del desabasto de agua y lo que están sufriendo residentes y autoridades en gran parte de Nuevo León, sobre todo en su joya de la corona, Monterrey, drama que empieza a sentirse en Tamaulipas.

Bloqueos de avenidas y de oficinas, reclamos sociales, insultos y una pérdida casi total del respeto a la autoridad, son hoy pan de cada día de la capital regia y municipios aledaños, en un ambiente de descontento que ha llegado al extremo de impulsar desde el Congreso de ese Estado la figura de revocación de mandato para intentar remover a Samuel García.

¿Sigue un escenario similar en nuestro Estado?

Nadie lo desea, por supuesto, Y mucho menos supongo los gobiernos tamaulipecos actual y futuro, pero la amenaza está latente.

Aprendamos de lo que está pasando en Nuevo León. No podemos depender de las presas –como lo hacemos en Victoria– para el suministro de agua a zonas urbanas, rurales y productivas. Urge encontrar y explotar recursos que no dependan enteramente de las lluvias para almacenar líquido o de un huracán milagroso aportado por la mano de Dios.

Hasta ahora sólo hemos escuchado oficialmente como solución para Victoria y municipios cercanos una segunda línea del acueducto, que en una temporada de lluvias abundantes siempre sería bienvenida, pero si no hay precipitaciones como ahora, podrían estar construidas una segunda y hasta una tercera línea y no servirían de nada, porque la presa otra vez podría estar casi agotada. Puede suceder, claro que sí.

Una petición de buena fe: Escuchen por favor a los expertos hidrólogos que aportan opciones factibles apoyadas en ríos y sistemas que se autoabastecen de veneros subterráneos. Dejemos de pensar sólo en otro acueducto en la presa como la panacea para apagar la sed capitalina y busquemos alternativas menos sujetas a los caprichos y vaivenes de la naturaleza.

Tal vez esas acciones no serían para lucirse como grandes obras, pero de algo estoy seguro:

¡Cómo nos servirían!…

LAZOS DE CONFIANZA

Hay quienes ubican al vocero presidencial Jesús Ramírez Cuevas como una de las figuras nacionales –quizás la más importante en ese sentido– que han asumido el papel de puentes del ahora gobernador electo, Américo Villarreal Anaya, con el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Tienen razón quienes así perciben este escenario.

Los estrechos lazos del jefe de prensa del gobierno federal con el doctor quedan fuera de toda duda, pero también es necesario poner sobre la mesa el nombre de quien ha sido pieza fundamental para que esa relación se fortalezca: Francisco Cuéllar Cardona.

La llegada de Paco –como le llaman sus cercanos– a la campaña americanista no fue producto de la casualidad. Fue precisamente Ramírez Cuevas quien directamente le pidió que se incorporara a ese staff, derivado de la longeva amistad entre ambos comunicadores, lo que hace de Cuéllar una de los colaboradores más confiables para el virtual mandatario estatal y hasta ahora uno de los poquisimos amarrados –tal vez el único– para el mismo puesto que desempeñó en la búsqueda del voto.

En lo personal me alegra que como asienta la voz popular, el que persiguió la liebre sea el que se quede con ella y no se repitan las historias de quienes desde la comodidad de un sillón siguen una campaña y terminan quedándose con la preciada presa.

Bueno, es sólo una opinión…

Twitter: @LABERINTOS_HOY