Llegó después de varios meses de ausencia, le pregunté el motivo de ello, y mostrándose un poco avergonzado se disculpó diciéndome que todo se debió a su trabajo de pastoreo; lo más importante para mí es que se veía sano y además contento.
Después me habló de lo maravillosa que es la naturaleza, del contacto que tiene con la tierra y los árboles, y sin disimular su alegría, antes de que diera inicio la consulta, sacó de un morral, una bolsa de plástico y como si fuera un niño que quiere sorprender, me dijo:
– Le traigo un regalo. Metió la mano a la bolsa y sacó primero un par de piñas de los abetos que crecen en la sierra, me dijo que éstas habían sido comidas por las ardillas y al roerlas casi artesanalmente, les habían dejado una espectacular forma de un par de homúnculos con cabello tipo punk, me dijo también que podían utilizarse como llaveros o como adornos colgantes del espejo retrovisor del auto; mientras me explicaba, me miraba detenidamente analizando la expresión de mi cara, sentí que quería transmitirme la emoción que experimentaba al estar detallando aquellos invaluables objetos, después sacó una piedra, donde la naturaleza había esculpido la silueta de un viejo auto de los años 50, y por último me mostró una piedra que parecía un riñón humano, donde se podía apreciar en su superficie, grabados parecidos a las arterias propias de ese órgano.
Tal vez no fui muy expresivo mediante su narrativa, pero la verdad, me encontraba pensando en la brillante imaginación de aquel hombre de 79 años.
Por último me dijo lo siguiente:
– Ha de estar pensando que tengo mucha imaginación, pero para mí, todo ésto que hoy le regalo, es parte de la creación de Dios, ¿quién podría pensar, que esta piedra en forma de auto no haya sido uno de los juguetes de Jesús cuando fue niño, o esta otra, no fuera el molde que Dios empleara para hacer el riñón cuando creó al hombre.
Emocionado le agradecí los obsequios, y al término de la consulta, le deseé siguiera en contacto con Dios, allá arriba, en la montaña, en donde pastorea el rebaño del Señor.

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