Entre el fallido aeropuerto de Texcoco, el saturado aeropuerto de la Ciudad de México y la ampliación y modernización del aeropuerto militar de Santa Lucía, hoy también de uso para transporte de pasajeros, hay una enorme red de arterias por todo el país que no son de la atención de la Mitotera, que están al borde del colapso pues enfrentan falta de mantenimiento y lo peor, se permite que circule transporte de carga sin límite de peso.

Con el Tratado de Libre Comercio, México-EE. UU.-Canadá de 1994, se impulsó el tráfico terrestre de mercancías importación-exportación saturando las carreteras que ya existían, aunque en Tamaulipas se ampliaron. La troncal México-Laredo ofrece severos problemas al tráfico dada su obsolescencia. Requiere ampliación de carriles y algunos de uso exclusivo para pasaje ligero a fin de reducir accidentes y agilizar el tráfico, amén de que se necesita quitar muchos nudos que hasta por horas detienen el tráfico.

En lo que va del siglo, en México se terminó de construir 20 carreteras, la gran mayoría en el centro del país, 9, una al norte y cero al sureste. México ocupa el lugar 47 de 155 en el Índice de desempeño logístico, es decir, las percepciones de la logística de un país basadas en la calidad de la infraestructura relacionada con el comercio y el transporte, la facilidad de acordar embarques a precios competitivos y la capacidad de seguir y rastrear los envíos, indicador que obtiene el Banco Mundial. En otro indicador, el Foro Económico Mundial, señala que ocupamos el lugar 68 de 144 en el Índice de competitividad e infraestructura. Estamos rezagados frente Brasil, India, China y Sudáfrica; y en términos de infraestructura detrás de Uruguay y Panamá.

Un nuevo aeropuerto es necesidad importante, más con la cascada de beneficio que trae, sin embargo, es vital atender la infraestructura carretera anquilosada y bajo ataque control del crimen organizado. ¿Si ya tenemos nuevo aeropuerto y pronto un tren, cuándo súper carreteras? Requerimos concentrar esfuerzos en mejores carreteras si es que aspiramos a ser un país mejor comunicado, si decimos que estamos entrando a la modernidad. La industria carretera impulsa de manera directa niveles de empleo, mejora inversiones, promueve la industria, el campo, reduce el tiempo de traslado de mercancías, optimiza la capacidad de distribución.

Especialistas como Amartya Sen -premio nobel de economía 1998- señala que uno de los grandes problemas que enfrenta la pobreza, en particular la relacionada con el hambre, tiene que ver no sólo con la capacidad de producción de las economías sino con los mecanismos de distribución de los alimentos, por lo que optar por mejores caminos, carreteras de avanzada permite congruencia entre aeropuertos de primer mundo y atender necesidades básicas de comunicación y atención de problemas sociales.