Más allá de la tormenta, las almas danzan al ritmo que les va marcando la vida, y mientras el cuerpo se mueve lento, su energía se libera para dibujar en el aire la tristeza o el contento.

Mas espero, un tanto desesperado el paso de la tormenta, y cualquiera que me viera sentado en este rincón del tiempo, pensaría que estoy enemistado conmigo mismo y mi pensamiento.

Ha llovido demasiado en mi vida, y el agua bendita ha fertilizado en mi mente, las ideas que me han llevado a realizar con su debido esfuerzo, todo aquello que había planeado, y lo he logrado sin ningún resentimiento.

Hoy sólo espero a que ceda la lluvia aunque sea un poquito, esto, para ir al encuentro con todo lo que he amado, al encuentro de mis padres, de la mujer que vive a mi lado, para amarla como siempre ha querido, al encuentros con mis hijos, que por cierto, han descuidado un poco el concepto de amarse a sí mismos, para amar como yo he amado, de mis amigos, los del vivo presente, sin olvidar por supuesto, el legado de aquellos que ya se han marchado y merece ser por siempre recordados.

¿Qué nos ha dejado todo esto, que irrumpió en nuestras vidas de manera abrupta, inspirado en un odio acendrado por la humanidad que cada uno de nosotros representa? A mi vida ha traído sabiduría, porque antes desconocía el verdadero valor de estar vivo, la importancia de cada paso que daba y a donde me dirigía, la importancia de la risa y el llanto, del maravilloso despertar, donde afloraban las oportunidades para poder amar como tanto Jesús nos insistía.

Más allá de cualquier tormenta que enfrentes en la vida y en cualquier lugar donde te encuentres o donde quieras estar, Él estará a tu lado, y mientras exista un hálito de vida, incluso, estará contigo en la prometida eternidad.
Ahora dime ¿te duele algo? ¿Tienes alguna queja que quieras libremente expresar? o quieres seguir caminando por el camino de la verdad, del amor y la vida.
enfoque_sbc@hotmail.com