Un fin de semana muy temprano me levanté con mucho ánimo y al sentirme lleno de energía me fui directamente al espejo para saber si realmente era yo aquél ser lleno de vida, lleno de esperanza; por un momento no me reconocí, pues ya me había acostumbrado a ver un rostro un tanto cansado, siempre luciendo un rictus de tristeza en la cara; me observé por unos minutos y después me dije a mí mismo: Tengo que ser yo, no puede ser nadie más, o ¿acaso aún estaré dormido y lo que experimento es sólo un sueño? Pero estaba equivocado, todo era realidad y aprovechando el momento de euforia, con el mismo gusto de saberme vivo, me hice la promesa de disfrutar los dos días de descanso laboral.
Sólo hay un paso entre el sentirse bien y el darse por vencido y pasar lamentándose por que no todo en la vida resulta ser como nosotros deseamos; sólo hay un paso para dejar atrás las viejas rutinas y emprender la aventura de sentirse nuevo, si tan sólo te das la oportunidad de dejar todo lo que te ata al pasado para disfrutar el presente, sólo necesitas creer que ti mismo, en ese potencial que tú tienes, para cambiar y cambiar todo aquello que no te deja alcanzar la felicidad que te mereces, atrévete y pronto te darás cuenta del poder que posees.
Llénate de energía, hay un mundo de cosas nuevas que puedes hacer para sentir el placer de ser uno de los afortunados que puede demostrarse a sí mismo, que sólo basta sacudir el polvo de sus pies para sentirse más ligero y emprender el camino hacia el disfrute de la vida plena.
Si me ve y no me conoce, sabrá que siendo el mismo, hay algo nuevo en mí que me hace diferente.
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