Entrados en la Vigilia Pascual, esperando la resurrección de nuestro Señor Jesucristo, nos preguntamos si podremos resucitar con él a una vida nueva. Es el año 2019 y como años atrás, vivimos en la esperanza de ser personas buenas, con una actitud más positiva, sensibles al dolor ajeno, responsables de nuestros actos, solidarios a más no poder, conscientes de nuestras debilidades y nuestra vulnerabilidad ante las ocasiones próximas de pecado; definitivamente necesitamos de estar recordando cómo Jesús es el cordero que quita el pecado del mundo. Seguiremos pidiéndole su ayuda a cada momento para que nos acompañe y dé valor para enfrentar las innumerables tentaciones que aparecerán en el desierto de nuestra vida.

Señor mío y Dios mío, envía al Espíritu Santo para que me auxilie en los momentos de titubeo de mi fe, ayúdame a mantenerme firme y dispuesto a seguir por el camino correcto, a dejarme guiar por la luz maravillosa de tu amor; pero sobre todo, ayúdame a infundirle a mi familia los valores positivos para que no se pierdan en el camino para alcanzar la dicha de tu gloria y con ello merecer la vida eterna que les tienes prometido a todos tus hijos en la tierra.

¿Dónde están mis hijos y mis nietos? Hace tiempo dejaron de escuchar mi voz, porque ésta empezó a perderse en el gran espacio de la indiferencia, en el miedo que han fomentado aquellos que hablan de vivir el hoy, contradiciendo tu Palabra que nos ofrece una vida mejor de seguir tus divinas enseñanzas.

Señor me he dejado abatir por el miedo, miedo que no conocía cuando te sentía cerca de mí, miedo que me ha alejado de ti y me hace refugiar en mí mismo tratando de encontrar la fortaleza que sólo puede venir de Ti, del amor que sientes por mí y por los míos. Contigo todo lo puedo mi Señor, sin ti no soy nada.

Padre, mantenme despierto para presenciar la gloria de tu Resurrección, para ser una vez más, testigo de tu grandeza y tu poder, de tu triunfo sobre la muerte. Bendito seas por siempre. Amén.

Correo electrónico:
enfoque_sbc@hotmail.com