Cada vez tomo más conciencia de la importancia que tiene valorar el tiempo; mi tiempo y el tiempo de los demás, de ahí que me resulta imprescindible, tratar de organizarme de la mejor manera, para que me alcance satisfacer la necesidad de sentir que no lo estoy perdiendo en atender situaciones que más que hacerme feliz, son un obstáculo para llegar a tener más momentos felices.
Cada vez tomo más conciencia sobre el evitar tener pensamiento negativos cuando las cosas no resultan como yo quisiera, porque sé, que de darles la importancia que no merecen, estos suelen cobrarme en salud la factura de no haber tenido la capacidad de rechazarlos.
Cada vez tomo más conciencia de que debo amarme como Dios me ama y de darle gracias por haberme creado a su imagen y semejanza, para tener el poder para hacer de las pequeñas o grandes frustraciones, oportunidades para crecer espiritualmente, y entender que no hay nada más valioso en el planeta, que mi vida, y la vida de mis semejantes.
Cada vez tomo más conciencia, de que todo cuanto he logrado en la vida, obedece a una voluntad superior y al esfuerzo de la interacción con seres que como yo, tienen igual la misión de evolucionar a un nivel de conocimiento que nos permita descifrar los misterios para lograr acceder a la vida eterna.
Cada vez tomo más conciencia, de que lo material es sólo una herramienta, que bien utilizada, me facilita el acceso para allanarme el camino hacia la plena convivencia en armonía generada por la equidad, la justicia y la paz.
Cada vez tomo más conciencia para conocer mi verdadera esencia, para reconocer mi origen y alcanzar la madurez, para conocer la verdad.
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