En este hermoso arte de aprender, en ocasiones a voluntad, otras veces de manera inesperada, lo mismo te llega la sabidurÃa si sabes tener paciencia,y en ocasiones, resistencia para aguantar lo que parece no agradarte, pero te permite asimilar lo esencial, para entender que todos tenemos una misión en la vida, temprano yo aprendà que lo mÃo era observar con detenimiento todo lo que en mi entorno acontecÃa; asà fue como de una manera,primeramente objetiva, y después, cuando las capacidades del intelecto se amplÃan, de manera subjetiva, para aportar al conocimiento de otros, el sentir y el pensar muy particular.
No sé cómo vencà el miedo a estar solo, sobre todo en la infancia, cuando es casi imposible disolver el binomio madre-hijo, qué fuerza invisible me diovalor para tomar decisiones propias, sin que el corazón se me rompiera al separarme de mi progenitora, ahora pienso, que veÃa en mi abuela Isabel a mi madre, actitudes, acciones, reacciones, gestos, al principio eran observaciones de lo fÃsico, pero después vino el reconocimiento del sentir, el reconocimiento de cómo mis emociones motivadas por una energÃa que emanaba de la abuela, me ocasionaba una sensación de seguridad y de confianza, que ahuyentaba mis temores; de alguna manera insospechada, ella se fue convirtiendo en mi maestra y yo en su alumno siguiendo una tradición esencial; ella me enseñó todo lo que sé de las plantas y de las aves, del arte culinario familiar, acciones como el de la elaboración de salsasmolcajeteadas, conservas de frutas y chiles, cómo darle el punto preciso a la carne asada, cómo hacer las tortillas de maÃz a mano; de ella aprendà mis primicias de la medicina, el cómo curar con hierbaslos cólicos abdominales, los dolores de cabeza, de oÃdos, cómo detener una hemorragia local, cómo bajar la infamación después de algún traumatismo, cómo curar de empacho, de mal de ojo, cómo evitar que se infectara una herida; de ella aprendà a cultivar la paciencia para calmar la ansiedad y cómo combatir la instalación de la depresión; ella despertó la creatividad en mi persona, pues era una excelente narradora de anécdotas, de cuentos y leyendas.
Por otro lado, mi abuelo Virgilio, de carácter fuerte, denotaba una excepcional inteligencia emocional, siempre veÃa oportunidades y minimizaba los fracasos, parecÃa ser muy rudo, pero era compasivo, era fiel a las tradiciones familiares, decÃa que para crecer de una manera recta y forjar una actitud honorable, se tenÃa que empezar temprano, de ahà que nuestras vacaciones en San Francisco, Santiago NL, resultaban ser de aprendizaje, él estimulaba nuestra actitud laboral premiando nuestros avances, haciéndonos ver que unas cuantas palabras de reconocimiento al esfuerzo, valÃan más que el dinero, porque cuando uno sentÃa que era apto para realizar un trabajo, lo demás vendrÃa por añadidura.
Mis abuelos maternos me visitan de vez en cuando en mis sueños, he tenido el privilegio de soñar lo que quiero y más deseo, de ahà que ellos siguen presentes en mi vida.
Hace un par de dÃas, mi nieta MarÃa, que recién cumplió nueve años, me entregó una carta,  cerró la puerta de mi estudio literario y me pidió que abriera el sobre y me llevé una grata sorpresa, habÃa redactado de manera sobresaliente un artÃculo, en él me hacÃa ver que yo habÃa logrado hacerla sentir que habÃa muchas cosas que se aprendÃan en la vida y se podÃan hacer con sobrado agrado; cuando leà el artÃculo, ella me miraba fijamente a la cara, observaba detenidamente mi lenguaje facial en espera de un gesto de agrado, de satisfacción, de reconocimiento, y yo, como en su momento lo hizo mi abuelo conmigo, le dije: En verdad te digo MarÃa, que llegará el dÃa en que tu talento será tanto,que descubrirás el amor que emanó de nuestros corazones en momentos tan preciados entre un abuelo y su nieta.
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