No sé qué tantas cosas haya perdido mi ser con el tiempo, que en ocasiones por tanta prisa, no me percato de ello, pero seguramente que algunas han de ser importantes, porque he notado cambios de actitud en las personas que dicen amarme, que me quieren o que me estiman; mi madre por ejemplo, dice que me extraña, y yo le creo, aunque esté con ella de tres a cuatro veces por semana; lo digo, porque ante su presencia, en ocasiones me mira con cierto recelo, pero gracias a Dios y el gran amor que nos tenemos, pronto nos olvidamos de las molestias.

Mi esposa también ha cambiado su actitud hacia mi persona, no es que me esté quejando, sólo que después de estar tantos años juntos, yo esperaría que nos tuviéramos tal confianza, que en lugar de reprochar con un gesto de desagrado lo que no le gusta de mí, mejor quisiera me lo dijera con palabras para no especulara y su juicio fuera más justo y más certero.

A mis hijos los veo distraídos, tanto, que pareciera no importarles el tener un padre, y no es que sean malas personas, por el contrario, tal vez me eviten porque piensen que a estas alturas, en nada podría ayudarlos que no fuera con cosas materiales.

Qué decir de mis nietos, los mayores están siempre en lo suyo, descomponiendo cosas, y los menores desesperados por no poder seguirles el paso en lo que desean, por mi falta de energía.

Con mis hermanos es otra cosa, vivo una relación, podríamos decir un tanto superficial, aunque siempre cordial, más doliéndose por el desapego fraternal, porque siempre estamos con el tiempo apurados, culpando a las ocupaciones propias de cada quien; acaso hay momentos para un saludo, una breve charla o un hasta luego.

A mis amigos, por supuesto que también le ha afectado lo que he perdido, porque ya casi no tienen tiempo para compartir conmigo, tal vez sea yo demasiado aburrido, siempre platicando las glorias del pasado, de lo que solemos llamar nuestros mejores momentos en la vida.

En fin, aunque ninguno de mis más allegados se pregunte por qué he cambiado tanto, yo creo saber por qué, porque el cambio lo hemos experimentado todos, porque pareciera que el año ya no tiene el mismo número de meses y los meses ya no tienen el mismo número de días, y qué decir de las horas, que ahora pareciera no ser nada.

No sé qué tantas cosas haya perdido mi ser con el tiempo, pero para mí, todas fueron importantes, de otra manera no podría explicarme este vacío.

Correo electrónico:
enfoque_sbc@hotmail.com