Abuelo ¿me podrías ayudar con una tarea escolar? dijo uno de mis nietos. En esos momentos, trataba de reposar un rato después de haber comido abundantemente, por lo que fingí que me estaba durmiendo; pero mi nieto insistió: Seguramente tú que has escrito tantas cosas durante tantos años, conocerás algunas palabras nuevas, de esas que no son muy vistas, lo que pasa, es que no quiero que mi trabajo escolar parezca como si lo hubiese copiado de algún otro escrito. Me quedé repasando mentalmente si tenía en mi haber algunas de esas palabras que mi nieto concebía como nuevas, llegué a la conclusión, que toda palabra es nueva para quien la utiliza por primera vez, así es que le pedí que se esforzara un poco y encontraría en sí mismo lo que me pedía, pero a mi nieto no pareció gustarle mi propuesta, por lo que cambió su manera de pedirme lo que necesitaba y entonces dijo: La verdad me da flojera ponerme a pensar en cómo podría iniciar mi relato, de hecho, me gustaría escribir sobre aquello que no me gusta hacer y siento que está limitando mi derecho de decidir sobre lo que me agrada o no. Entonces le dije: De hecho, creo que ya tienes tema para tu ensayo, por qué no escribes sobre lo que me estás diciendo, sobre tus derechos individuales, tu opinión de lo que significa el tener que hacer cosas que no te agradan y del por qué no lo consideras esencial para adquirir conocimiento a través de una tarea escolar, que tal vez no signifique nada para ti, pero sí para tu maestro, que podrá evaluar tu capacidad para redactar. Me pareció ver un brillo en los ojos de mi nieto y percibí cierto entusiasmo en lo que había escuchado, pero luego con un dejo de tristeza me dijo: Y qué tal si no le agrada lo que escribo y lo considera ofensivo, o contrario a lo que desea que diga. Entonces, Sebastián, habrás logrado hacer un escrito que valió la pena, porque estarías defendiendo un derecho individual que muchos no se atreven a defender, estarías aportando una opinión valiosa para que los adultos dejáramos de pensar que a ustedes les falta madurez para opinar y si con ello pudieras incentivar la participación de más jóvenes, seguramente lograrían ser tomados en cuenta para modificar tantos conceptos que se vierten como verdades y no lo son.
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