Cómo extraño todas las cosas buenas del ayer, que lograban hacerme sentir lo maravillosa que es la vida; si bien, por obra y gracia de Dios sigo vivo, muchas veces me pregunto, si con el paso del tiempo, es la merma de nuestra fortaleza física la que nos va haciendo cambiar de opinión sobre el concepto del sentir que se traduce en alegría.
Acaso con la dificultad para seguir haciendo lo que más nos agrada, los otros, encuentran en nuestra humanidad una barrera, para poder tener también la capacidad de poder sentir que nuestra presencia, no resulta de todo desagradable por ser más viejos cada día, porque aún generamos muchos momentos que contribuyen a la felicidad de otros.
Ayer atendí a uno de mis pacientes, al cuál no veía desde hace más de 25 años, pero antes de entrar al consultorio, lo escuchaba hablar en la sala de espera en tono alto, evidenciando inquietud por su tiempo de espera para ingresar a la consulta, inquietud, que no pasó desapercibida para mi compañera enfermera, que de inmediato me advirtió, que parecía que aquel hombre de 78 años, venía dispuesto a reclamar con energía el retraso; mas cuál fue la sorpresa de ambos, que al estar frente a frente, nos saludamos con tanta efusividad, que parecíamos un par de hermanos reencontrándose después de tanto tiempo.
Pensé que aquella señal negativa previa a nuestro encuentro, tal vez se debió, a que el paciente había olvidado mi nombre y hasta podía no reconocerme, pero, toda acción negativa se desvaneció, al estar cercano el uno del otro. Después de otorgar el servicio, aquel hombre salió del consultorio con la sonrisa en los labios, diciendo que yo seguía siendo la misma buena persona que conoció hace tantos años.
Cómo extraño todas las cosas buenas del ayer, que me hicieron sentir de nuevo, que no me equivoqué al elegir aquella bendita carrera de la cuál egresé hace 40 años, que nunca me ha dejado perder mi calidad de ser humano, porque me exige ante todo, humildad para ejercer lo que Dios me ha obsequiado. Que si me canso y a veces reniego, tal vez algunos lo habrán notado, yo digo que es por causa de los años, mas nunca, por estar como siempre, de buena voluntad sirviendo a mis hermanos.
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