Para algunos, son un “mal necesario”, y para otros un jugoso negocio, aunque para la mayoría, son una necesidad que debe existir para bien de los estudiantes de todo nivel, porque éstas –las cooperativas- las encontramos en cualquier tipo de escuela.
Sí, hay un reglamento y unas normas que se deben cumplir, sin embargo, la ignorancia de éstas y mala intención de la gente nos hace leer muy seguido la idea de que son un gran negocio para los directores de escuelas, a los que acusan –sin comprobar nunca nada- de enriquecerse a costa de las cooperativas escolares.
Y surgen en las primarias con toda la fuerza; las hay en preparatorias, primarias, secundarias y escuelas de casi todo nivel, incluyendo cafeterías o grandes cooperativas en educación superior, que dejaron su principal motivo de creación para convertirse en el pingüe negocio de algunos vivales.
Los aspectos legales los dejaremos para otra ocasión: hoy quisiéramos hacer una reflexión acerca de la parte nutricional de las cooperativas, es decir, hablaremos del “nada” que aportan en casi todas las ocasiones.
¿Qué encontramos en ellas? Masa y grasa, o sea, gorditas, flautas, tortas, tacos y todo lo que conlleva a una alimentación propia de un estudiante que vive solo, porque difícilmente se le ofrece un alimento balanceado y sin tanta caloría, aunque sabemos que no es fácil lo anterior.
La COEPRIS ha anunciado una serie de medidas para meter orden, pero lo que pensamos es que si las quitan o cambian, ¿Quién se preocupará por alimentar a nuestros hijos?
Sonará muy radical, pero la cooperativa tiene un papel importante en la nutrición de los nuestros: algunas “madres de familia” ceden la obligación nutricional de sus hijos a quién sabe qué persona. Claro, contundente… real.
No hay ni el tiempo para preparar alimentos balanceados todo el tiempo, ni elk dinero para pagarlos.
Se requiere pensar que son un complemento para los alumnos y no sustituyen la obligación casera de alimentar a los hijos.
Jorge Calzada, director del programa denominado Prospera ha dicho que siguen viendo que las cooperativas tiene alimentos no preferenciales, es decir, alimentos chatarra para nuestros hijos.
¿Cree usted que es válido dejar en manos de un coordinador o empleado de una cooperativa la nutrición de nuestros hijos? No, y es necesario tomar la responsabilidad que se tiene en ese sentido.
Por los horarios, muchos chicos se van en completo ayuno a la escuela, que ya es muy malo, sin embargo, en 2-4 horas en promedio se les permite salir a descanso y alimentación. Se puede aprovechar este tiempo para ofrecer algo más enriquecedor, que no engorde tanto, y dejar a un lado la comida fácil de preparar, saludable y con acceso a todos los chicos de las escuelas.
Claro que lo anterior implica servicio y servicios, pero tenemos que comenzar a atacar los más graves problemas de salud pública: el sobrepeso y la obesidad.
Recordemos que somos de los estados con mayor grado de obesidad y sobrepeso, lo que nos ubica en una posición nada halagadora. Hay que trabajar en ello, y la principal estrategia es, sin duda alguna, “la madre, la que celebra en forma callada todas nuestras cosas.”
Entonces, no tenemos más que proponer una cooperativa que se maneje en forma más eficiente, clara y trasparente, y que garantice que con el ahorro se podrá tener acceso a una alimentación más balanceada y nutritiva, en función del bienestar de nuestros hijos.
Bravo por COEPRIS, y por quien se preocupa por los chicos en la escuela.
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