Latinoamérica a diario suma nuevas víctimas a su estadística y se vuelve la región más violenta del mundo, con las mayores tasas de homicidio (ONU) El continente reúne 37% de los homicidios del planeta con 8% de la población mundial. Desde el 2000 fueron asesinados violentamente más de 2,5 millones de latinoamericanos.

El homicidio en América Latina es una epidemia, fenómeno que se atribuye a problemas económicos, pero el crimen aumentó durante el boom de materias primas que la región tuvo en la década pasada y bajaron índices de pobreza. Se habla de escaso gasto público en seguridad. Este rubro como proporción del gasto público total en Latinoamérica es el doble de la media del mundo desarrollado (BID) Otro argumento es la falta de “mano dura” contra el crimen, pero la población carcelaria en Latinoamérica creció 121% desde el 2000.

Hay varios factores detrás de la ola de violencia. Uno es el crimen organizado, que desde el 2000 causa la misma cantidad de muertes en el mundo que los conflictos armados. En América Latina es donde el crimen organizado y las pandillas son más violentos, lo que influye en 70% de todos los homicidios. En la lucha por una tajada de ese mercado entran carteles de Colombia, México y Centroamérica. A esto se suma un acceso fácil a de armas de fuego, que se utilizaron en 3 de cada 4 homicidios cometidos en las Américas en 2017. Para colmo, existe impunidad que reduce el costo de cometer un asesinato y estimula la justicia por mano propia. La brecha entre las tasas de homicidios y las tasas de condenas en 2016 fue 24 condenas por 100 víctimas. Gobiernos latinoamericanos impulsan guerra a las drogas con represión, que incrementa la violencia y la corrupción en sus fuerzas de seguridad.

Latinoamérica es la región más desigual del mundo, lo que influye en su violencia. Altos niveles de violencia se asocian a elevado índice de desempleo de hombres jóvenes. La rápida urbanización de América Latina complica las cosas. En Latinoamérica hubo transición de sociedad rural a urbana en 50 años. Muchas de las ciudades grandes han crecido de manera descontrolada. La falta de prestación de servicios del Estado, salud o educación en zonas de crecimiento de las ciudades generó áreas marginadas, densamente pobladas. Pandillas y narcotráfico controlan por completo esos lugares.

En las ciudades grandes y medias de América Latina, 4 de cada 5 asesinatos suceden en apenas 2% de las calles. Los homicidios están concentrados en áreas de concentrada desventaja y marginación socio-económica. Esto plantea retos para América Latina y afecta la democracia, ya que aumenta el cansancio de los ciudadanos con los gobernantes y afloran recetas de “mano dura” que poco o nada solucionan. A nivel global la tasa de homicidios es de 6 por 100 mil habitantes, en Centroamérica es 26 y en Sudamérica es de 24.

La Europa medieval y moderna experimentaron niveles de homicidios comparables a los de las Américas hoy, sin embargo el viejo continente tiene una de las menores tasas del mundo: 1 homicidio por 100 mil habitantes. En Europa se ve evolución de las instituciones, el Estado de derecho, la inversión en educación, una justicia penal en la que la gente confía. Y ese es un proceso que no ocurre en América Latina. Podemos aprender de lo que funciona para reducir nuestros niveles de violencia.