La búsqueda de una vacuna pronta, segura, eficaz, capaz de combatir covid-19, no cesa. La ciencia busca encontrar en tiempo récord cura que frene la pandemia que cobra la vida de más de 600 mil personas. Los avances de varios ensayos clínicos son esperanzadores. Uno destaca, el estudio de la Universidad de Oxford que en una primera fase, genera respuesta inmunitaria potente.

La vacuna es un virus (adenovirus) Causa resfriado común en chimpancés. Modificado genéticamente se le quitó la parte que se replica, metiéndole ADN del coronavirus, explica Carlos Estévez Fraga, del Instituto de Neurología del University College London y subinvestigador de Oxford. El virus se usa para expresar las proteínas pertenecientes al coronavirus. Con ello, se espera que quien reciba la vacuna genere anticuerpos, evitando desarrollo de la enfermedad en caso de infectarse por SARS-CoV2. Los resultados publicados se refieren a la primera de dos etapas: la fase 1/2 del ensayo en la que participan mil voluntarios.

Los riesgos son importantes. Se incluye gente seleccionada. Sana, de entre 18 y 55 años, con menos predisposición a desarrollar complicaciones. Al demostrarse segura, se abrirá a población de mayor riesgo, las más afectadas y que deben recibir la vacuna primero. Superado este ciclo y tras los buenos resultados, anticuerpos neutralizantes e inmunidad celular, el ensayo está en la segunda parte: fase 2/3, que recluta 10 mil voluntarios.

Se inició con trabajadores sanitarios pues tienen más probabilidades de desarrollar la infección por su mayor exposición al estar en contacto con enfermos y por trabajar en el sector entienden los riesgos y por qué es importante participar. A quien forma parte del estudio se le hace PCR semanal, es gente que está trabajando. No puede garantizarse su seguridad al 100% hasta que no se prueba en humanos. Para cubrir 10 mil individuos no personales sanitario y cuando el ensayo en Reino Unido superó las fases regulatorias para probarse en humanos, los positivos comenzaron a descender ante el confinamiento, lo que imposibilitó probar la efectividad de los resultados en la población. Si hay 0 casos es imposible observar los beneficios. E test continua en Brasil y Sudáfrica, que cuentan con elevado número de contagios.

Seguridad y fiabilidad, asunto que inquieta. No se puede estar seguro al 100% de sus garantías. Cierta experiencia indica que este tipo de vacunas son seguras, pero se sabe hasta que se prueba en seres humanos. El tema es que cada día mueren 5 mil personas. Covid- 19 es un problema de salud pública mundial y éticamente se considera aceptable acelerar ciertos pasos, dice Carlos Estévez. Si de media una vacuna tarda en salir 6 a 10 años, es obvio que para conseguir ésta habrán de saltarse procedimientos. En este caso no ha habido estudios toxicológicos, proceso por el que se suministra dosis masiva de vacuna a un animal, aunque este mismo vehículo se utilizó para tratar epidemias como Chikungunya o Zika.

Es un tema ético complicado. Creo que está justificado, por eso se comunican los riesgos a las personas que participan en el estudio. Hasta la fecha, la sintomatología de quienes han sido inyectados ha sido leve: Algo de fiebre y poco dolor muscular que cede con paracetamol. El único caso grave fue el de un voluntario que recibió placebo. Se ha conseguido el principal objetivo en la primera fase: demostrar que es segura y producen anticuerpos. En la siguiente, se espera probar que la enfermedad no se desarrolla y que previene la infección. La duración de la inmunidad es incógnita. Puede ser que los anticuerpos no duren eternamente. En ese caso, habría que administrar una segunda dosis. Es claro que, si los resultados continúan siendo positivos, hasta después de la mitad de 2021 contaremos con ella.