Este jueves el Papa Francisco dedicó su homilía a quienes dedicados a servir a sus semejantes durante la pandemia perdieron la vida, en principio recordó a más de 60 sacerdotes muertos por asistir a los enfermos con el virus en Italia, de igual forma se refirió a los médicos y enfermeras(os) por su apego a la sociedad, asimismo reconoció a los misioneros en tierras lejanas caídos en las pestes y otras enfermedades.
Hacemos referencia a lo dicho por el Santo Padre, porque en esta pandemia habrá muchos héroes anónimos en todo el mundo, Tamaulipas no será la excepción, para ellos nuestro reconocimiento y no sólo a aquellos que están en la primera línea de fuego en los hospitales, hay muchos otros que están laborando y que no son tan visibles, pero que recorren las ciudades y en ese contacto con la gente se están exponiendo.
Son los repartidores de algo tan vital como el agua purificada, los contadores que por las políticas públicas dictadas desde el centro, están laborando para sacar adelante las declaraciones anuales y las parciales, lo hacen por internet pero interactúan en el círculo conformado en cada despacho; el hombre que lleva el gas hasta los hogares, incluso el del servicio de paquetería, porque el mundo no se puede parar. Y muchos otros más que con su trabajo nos hacen más llevaderos estos días de aislamiento.
La mayor parte de ellos no portan ninguna protección, tampoco mantiene “su sana distancia”, se adivina en su comportamiento que nadie los instruyó sobre cómo manejarse en el nuevo mundo, el mundo del Covid-19.
Retomo el caso del personal de los hospitales donde con todo y lo que se diga aún no tienen equipo suficiente y con cualidades profesionales para actuar frente a una ola intensa de pacientes. Médicos y enfermeros(as) que además de estar en riesgo permanente, son discriminados al hacer uso del servicio de transporte público, pero eso sí, se les exige profesionalismo y total apego a sus responsabilidades laborales hasta la muerte.
Afortunadamente el DIF Tamaulipas está apoyándolos con unidades de la institución para la transportación de este personal, se han establecido rutas en las principales ciudades. Esta medida es de gran valor porque además de rescatar al personal de los agravios de la sociedad, también disminuye las posibilidades de contagio, porque quiérase o no, su función estratégica los expone a ser portadores del coronavirus.
Sabemos que hay profesionistas de la salud principalmente de Italia y España que inundaros las redes con mensajes de desolación, que de alguna manera debe impactar a nuestros médicos y enfermeras, los hemos visto en videos, con una expresión francamente dramática y hasta aterradora. La realidad es que no podemos exigirle al personal de los hospitales que se resignen a trabajar en esas condiciones y que expongan sus vidas, esto es algo que no se puede pedir, pero sabemos que siempre habrá alguien dispuesto a servir a costa de lo que sea, a ellos dedicamos este comentario con nuestro reconocimiento.

MÚSICOS SIGUIERON TOCANDO EN EL NAUFRAGIO
Cerramos el tema, recordando parte de lo que ocurrió durante el naufragio del trasatlántico británico Titanic en aguas del Atlántico Norte, fue la noche del 14 de abril de 1912, murieron mil 514 personas, hubo 705 sobrevivientes pudieron haberse salvado más, pero los primeros botes no se llenaron a su máxima capacidad. El primero de ellos sólo transportó a 20 personas pese a que pudo haber alojado a 65, ojo, el apresuramiento no es buen consejero.
La nave se estuvo hundiendo durante dos horas, en ese lapso la tripulación auxilio a los pasajeros entregándoles salvavidas, ayudándolos a abordar las lanchas de auxilio. Mientras eso ocurría la orquesta de Wallace Hartley se mantuvo tocando un muy diversificado repertorio, cuando comenzó el pánico abandonó el salón y salió a la cubierta y no dejó de tocar hasta que el barco se partió en dos y hundió definitivamente.
Los músicos y la tripulación del Titanic son hasta nuestros días un ejemplo auténtico de profesionalismo, con sentido humano y de solidaridad, sabían cuál sería el final y supieron escribir con brillantes el último capítulo de su historia.
No hay muchos de estos en nuestra era, un siglo después los valores de la sociedad son diferentes, pero todavía quedan algunas personas con estas cualidades, ellas son a las que se refirió este Jueves Santo el Papa Francisco en su homilía y hay muchos otros que están y estarán en el fragor de la batalla, en la primera línea, dando lo mejor de ellos para asistir a quienes lo requieran.