En una reunión de trabajo, el departamento de recursos humanos de la empresa, llevaba a cabo una dinámica a la cual denominaron  “Sinceridad”  se trataba de formar grupos de  4 a 6 personas que sintieran que trabajaban en equipo y consideraban que privilegiaban el valor de la honestidad, y de ahí, que entre ellos se aseguraba que generaba siempre un clima de armonía. El coordinador de la dinámica, un prestigiado psicólogo especializado en la rama laboral, advirtió que aquellos que sintieran no poder participar por no sentirse en confianza,  se retiraran, pero nadie se atrevió a hacerlo, también comentó, que todo lo que se expresara en cada uno de los equipos de trabajo no debería tomarse como una ofensa, sino como una oportunidad para mejora continua, en seguida les pidió que elaboraran un gafete con su nombre para poder identificarlos si era necesario; después dijo que en cada uno de los grupos se había incluido un compañero de mayor jerarquía a los demás; entonces se pidió que iniciara la actividad, pidiéndoles que cada quien comentara algo que evidenciara algún aspecto negativo a la personalidad de su compañero de al lado; todos los presentes empezaron a mirarse unos a otros con cierta desconfianza, nadie se atrevía a decir nada negativo de su compañero, y como reinaba un silencio absoluto, el facilitador dijo: Parece ser que todos se estiman mucho entre sí, lo que habla bien del equipo, pero si ustedes no quieren hablar, me voy a permitir hablar yo, lo haré en base a estos informes que me fueron proporcionados por el departamento de recursos humanos, lo que sorprendió a todos; el especialista se acercó al primer equipo,  observó  los nombres  anotados en los gafetes ,  y revisando la documentación que tenía en su poder comentó: Pedro, aquí dice que tú te quejaste con tu supervisor de que Carlos  siempre llegaba tarde y retrasaba tu trabajo, inmediatamente Carlos saltó de su silla y dijo: Lo que pasa es que Pedro se cree mucho y siempre presume que él hace más trabajo que los demás, Pedro se veía confundido. Después pasó a decirle a Juan: De acuerdo a lo que aquí dice: Juan siempre trata mal a Ricardo, pues éste ha ido a quejarse  con su jefe de departamento en repetidas ocasiones, Juan se sorprendió al escuchar lo anterior y repuso: Yo sólo he ido a  reportar a mi superior que Ricardo parece estar enfermo y convendría que lo enviaran al médico para que lo examine.

De la misma manera el Psicólogo recorrió cada una de las mesas de trabajo, levantando todo un alboroto donde sobraron los reclamos, pero antes de que se rompiera del todo la armonía, llamó a todos a tranquilizarse y les dijo: Les advertí que nada de lo que se dijera aquí se debería de considerar como una ofensa; además se les invitó a todos a que hablaran en confianza y permanecieron callados, por qué entonces ahora parece que todos están molestos con sus compañeros de equipo, e incluso han sumado más críticas a lo que se dijo.  Ahora los invito a tomar la palabra a todos aquellos que no estén de acuerdo con lo que ya saben que habló uno del otro, y como si hubiesen sido impulsados por un resorte  todos se levantaron al mismo tiempo de sus sillas. Y se mostraron extrañados de lo dicho, pues aseguraban que jamás habían acudido a  quejarse de sus compañeros de equipo, a lo que el  Psicólogo dio fe al mostrar que todas las hojas estaban en blanco.

Hay personas que son muy hábiles para causar conflictos entre el personal de una empresa, de una organización, de una familia, incluso, de una sociedad entera. Antes de reaccionar en forma negativa ante una intriga,  privilegiemos la honestidad diciendo la verdad.

Cuando se siembra la desconfianza entre las personas, toda empresa, toda familia, toda sociedad se puede desunir, llevando al fracaso todo lo bueno que existe en ellas. El que quiera ser primero, que sea el último y sirva de ejemplo a los demás.

 

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