La ilusión es como una semilla que es sembrada en invierno, el tiempo inclemente castigará a la tierra, y la tierra fría castigará lo que haya sido sembrado en su seno, en un tiempo, cuando la esperanza permanece dormida, esperando que el calor del sol de primavera se acompañe de la caída de la lluvia tan esperada y merecida, después de la dolorosa espera, para calmar la sed de surgir de nuevo a la vida.

La semilla de la ilusión, le da motivos al corazón para latir con mayor fuerza, cuando la fortaleza del cuerpo se ve menguada por el tiempo ya ejercido por mucho o por nada, tratando de vencer la resistencia de abandonar la existencia que en forma inerte busca afanosamente la salida a la luz tan querida.

La semilla de la ilusión, atrae para sí la luz tan esperada, cuando la llama de la razón empieza a languidecer, ante la oscuridad inminente de una mente, que siendo prodigiosa, pierde de manera ominosa la energía, para crear el milagro de hacer florecer a un viejo rosal, iluminándolo con una sola rosa, de hermosura esplendorosa, que hace resplandecer la opacidad de darse por vencido, cuando se tiene aún la oportunidad de vencer.

La semilla de la ilusión, mantiene vivo el amor que padece desesperanza, pues regresa la confianza del que ama y hace vivir al ser amado cuando recupera para sí la sensación de felicidad, que se ha perdido por la costumbre de dejarse derrotar, por la pérdida de la fe en lo que eternamente te mantiene vivo.

La semilla de la ilusión, palpita en el corazón de los que aman de verdad y no se dejan vulnerar por pensamientos o sentimientos de ocasión que no te permiten ser de ti la mejor versión.

enfoque_sbc@hotmail.com