Un buen día me encontraba descansando en un sillón de la sala, cuando llegó mi pequeña nieta María José y me preguntó si tenía sueño, le contesté que sólo estaba un poco cansado, después me dijo que si podía hacerme otra pregunta y le contesté que todas las que quisiera, entonces, como intrigada se llevó el dedo índice de su mano derecha a sus labios y frunció el ceño y dijo: -¿Qué es la alegría? Medité un poco antes de contestarle, pues quería hacerlo de una manera comprensible para una niña de 3 años, y contesté: La alegría es la forma en que las personas expresamos nuestro agrado por todo aquello que nos gusta. Entonces la niña dijo: -Ah, ya sé, la alegría se parece a la risa, pues yo me río cuando veo a mis amigas de la escuela, eso es alegría porque juntas jugamos a todo lo que nos gusta. -Muy bien María José, parece que ya entendiste, la risa es una forma de expresar que estamos contentos o alegres.
Empezaba yo a entrecerrar los ojos para dormir un poco, cuando la niña comenta: -Abuelo ¿Cuánto dura la alegría? -Pues, dura tanto como tú quieras. -Eso no es cierto, yo no me río todo el tiempo. -Pero podrías hacerlo, si guardas en tu mente el buen recuerdo de estar junto a tus amiguitas. La niña analizó por un momento lo que le estaba diciendo, entonces me dice: -Mis papás no están alegres todo el tiempo, quizá no guardan en sus recuerdos aquello que les causa alegría, y eso, en verdad me pone triste. -Pero, ¿por qué habrías de ponerte triste? -Porque a mí me gusta cuando ellos se ríen, siento que están alegres con mi hermano José y conmigo; -Abuelo diles a mis papas que rían más, a mí no me gusta estar triste. Tal vez tus papás no ríen mucho porque están cansados, así como yo lo estoy en estos momentos, porque el trabajo en ocasiones es muy pesado y porque tal vez no duermen lo suficiente para sentirse descansados. María, me miró y vi en sus ojos la luz que refleja sus inteligencia y me dice: – Yo también trabajo en mi escuela y me canso de tanto jugar con mis amiguitas, pero no por eso dejo de reír, les voy a decir que duerman un poco por la tardes para que puedan reír más y, porque la risa nos hace recordar por qué debemos ser felices.
Saber qué me quiso decir María no me causó ninguna extrañeza, le prometí que hablaría con sus papás para que la alegría siempre estuviera presente, al menos, mientras ella y su hermanito José siguieran disfrutando la dicha de sentir que son la parte más importante de la motivación de sus padres, para ser felices toda la vida.

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