Sea por su perfil inédito o por el golpe de timón que significan, las figuras de los delegados generales del gobierno de López Obrador en los estados, es un tema que aún dará mucha tela de dónde cortar.
Especialmente en Tamaulipas-
¿Por qué verlo de esa manera?
Nuestro Estado, todos lo sabemos, es un caso sui géneris en el país. A diferencia de entidades como Nuevo León, San Luis Potosí, Querétaro o Jalisco, por citar los más representativos, Tamaulipas no concentra en una macro ciudad o en una mega zona conurbada su potencial político, económico y social.
En los hechos, las cuatro entidades mencionadas son política y económicamente su capital y las áreas aledañas. Manejar esas metrópoiis y hacer lo mismo con el Estado es lo mismo. No hay más ciencia en eso.
Tamaulipas, señores, es otro cantar.
Definido nuestro Estado como una federación de ciudades-estado, esta patria chica es una mezcla de la Torre de Babel, del Laberinto de Dédalo y de un mercado persa. Todo al mismo tiempo. Con todas sus consecuencias.
La receta para Nuevo Laredo dista mucho de servir para Victoria. La de la capital es muy lejana a la de Mante, apenas a 138 kilómetros. Reynosa y Matamoros se cuecen aparte a pesar de sus 90 kilómetros de lejanía, hasta llegar a extremos casi ridículos como los de Tampico, Madero y Altamira, que separados sólo por una línea imaginaria no admiten las mismas soluciones.
A eso se enfrentará el Delegado General en Tamaulipas. En el escenario nacional le tocó sacarse en la rifa, al tigre.
Espero, es mi mejor deseo, que por lo menos pueda ponerse de acuerdo con él…
LECCIÓN DE CONFIANZA
El lunes pasado, me llamó la atención un reportaje publicado por el periódico Reforma en su sección Negocios.
El título del trabajo fue “Detona Reynosa Turismo Médico”.
Detalla el texto, que también incluye a Nuevo Laredo, el desarrollo de esa rama profesional en la frontera tamaulipeca gracias a la preferencia de pacientes estadounidenses, que no acuden sólo a una consulta sino a terapias de meses y largos tratamientos.
El éxito de la comunidad facultativa en Reynosa, agrupada bajo el nombre de Centro Empresarial de Turismo Médico, posee más relevancia de la que se aprecia a simple vista. Y revela algo por demás sustantivo para nuestra frontera y para el Estado.
¿Por qué?
Por el entorno de ambas ciudades.
Hay que reconocerlo. Lograr que residentes norteamericanos vengan a la zona más complicada de Tamaulipas para buscar auxilio médico, es un mérito que debe asignarse a dos factores: El primero es la indudable calidad profesional en los servicios de salud que se ofrecen. Y el segundo, ojo, es igualmente importante: La confianza en las autoridades tamaulipecas.
No hay de otra. Eos visitantes vienen también a Reynosa y a Nuevo Laredo porque de alguna manera el Gobierno del Estado ha permeado en el trabajo de promover en el vecino país a nuestra zona norte. Es aleccionador que confíen más los güeritos –y otros no tanto– del otro lado del Bravo en la seguridad del Estado que nosotros mismos.
Buen trabajo sin duda del gobierno estatal. Y hay que decirlo: buen trabajo, Gobernador…
LA PREGUNTA
¿A qué puede volver Elba Esther Gordillo al sindicato magisterial?
Con seguridad, no a pararse en un aula frente a grupo ni a dirigir una escuela. Sin lugar a dudas a lo único que puede regresar es a seguir saqueando al SNTE. En dos palabras: A ROBAR…
Twiteer: @LABERINTOS_HOY