Resulta que ahora amanecimos con la “gran exclusiva”: Que el gobernador Américo Villarreal Anaya iba a renunciar por supuestas investigaciones de huachicol.

¡Vaya creatividad! Si la política fuera un concurso de chismes, estos señores ya tendrían asegurado el primer lugar.

La nota, que brincó de La Política Online hasta un medio local de Matamoros, propiedad de la ex Alcaldesa panista Lety Salazar y su inseparable el ex convicto Luis Alfredo Biasi, no es otra cosa que la típica receta de quienes no saben cómo digerir su derrota: Inventar, repetir y esperar a que alguien les crea.

Y para rematar, todo operado por Rodolfo González Valderrama y César Yáñez, esos titiriteros disfrazados de morenos que desde el Congreso juegan a la guerra sucia.

Pero lo más gracioso es el trasfondo: Quieren embarrar al Gobernador con el tema del huachicol cuando todos sabemos a quién le queda esa camisa a la medida.

Porque si de amistades incómodas y negocios olor a gasolina hablamos, ahí sí, el experto es su “amo”, el exgobernador Cabeza de Vaca. ¿O ya se les olvidó?

El problema para estos mercaderes de la mentira es que los tiempos cambiaron.

La gente ya no se traga cualquier cuento, mucho menos cuando el que lo cuenta es un farsante conocido. Intentan fabricar un escándalo, pero lo único que producen es lástima, patadas de ahogado de un grupo que no asimila que su poder se extinguió.

Los demonios andan sueltos, sí… pero no en Palacio de Gobierno, sino en las redacciones donde escriben fantasías con olor a desesperación.

Y lo peor, ni siquiera logran asustar.

La gente ya les agarró la medida y entiende que, si sus voceros ladran, es porque su amo Cabeza de Vaca todavía sueña con regresar. Pobres, ni para inventar son buenos.

La renuncia del gobernador sólo existe en su imaginación, junto con las otras fábulas que publican para entretenerse.

Quieren incendiar la pradera, pero apenas si alcanzan a prender un cerillo mojado, pero la realidad es otra, la gente ya no se traga esos juegos de artificio.

Y hablando de realidades, en Victoria los que sí traen un problema serio son los semáforos. Los 68 cruceros ya funcionan, pero todavía no logran sincronizarse del todo. ¿La razón? El robo de cableado, un delito tan común que ya retrasa hasta lo más básico, ordenar el tráfico.

Pedro Cepeda Anaya, secretario de Obras Públicas, explicó que por eso ahora el gobierno tendrá que recurrir a lámparas solares para evitar que la capital se quede a oscuras por culpa de los ladrones.

Así que mientras unos inventan historias de renuncias que nunca existieron, otros se enfrentan a problemas muy reales, sincronizar la ciudad en medio del robo constante. Y ahí sí, no hay rumor que valga, sólo soluciones que urgen.