Con la Reforma Educativa, el gobierno de México abrió una puerta muy amplia a todo comentario y postura, logrando un consenso parcial, dado que algunos grupos se dedicaron al tradicional “golpeteo” político, aprovechando cualquier pretexto para salir a las calles a hacer desmanes, faltar a clases y más.
La Reforma de la educación no debió hacerse en este año: ésta, desde nuestra óptica, debe estar siempre presente en cualquiera que se dedique a la docencia y le guste estar al día, al corriente tanto en métodos como conocimientos, lo que resulta vitalk para un buen resultado de sus educandos.
No se concibe que n profesor no tenga la capacitación necesaria, ni en lo que se refiere a su materia, ni en lo que tiene que ver con la tecnología y las llamadas TICs, es decir Tecnologías de la Información en Comunicación.
Vital es actualizarse, y la educación es uno de los ejes fundamentales de la sociedad: de ahí parte mucho de lo que llegamos a ser, agregando, claro está, la formación personal y familiar, el como hayamos captado y aprendido los principios de una persona de bien, la forma en que fuimos formados y educados, el ambiente en el que nos desarrollamos y otros factores que un sociólogo seguramente definiría y explicaría de la mejor manera.
Es por eso que, como docentes de cualquier nivel debemos aprender de los demás. Hace algunos meses me invitaron a dar una charla a chicos de primaria sobre diabetes: l profesora Laura López Guimbarda tuvo a bien extender una invitación en la que se puso de manifiesto el interés de los muchachos de nivel primaria por conocer de su salud y su organismo, los riesgos y demás, y todo lo referente a esta pandemia.
Este tipo de experiencias deben estar siempre presentes, y no como una charla como la que tuvimos oportunidad de impartir, sino como parte de una educación integral que tenga como prioritario el uso y abuso de los alimentos: una buena forma de alimentarnos para evitar sobrepeso, obesidad y obesidad mórbida, dependiendo del grado que hayamos sido afectados.
El que nos inculquen la actividad física desde pequeños resulta fundamental: dice aquel viejo refrán que “Mente sana en cuerpo sano”, y hay otros más, pero lo que sí es muy cierto es que quien desarrolla actividad física constante tiene menos problemas de salud.
Entonces, en la educación resultará importante saber cuanto son dos más dos, o siete entre tres; probablemente nos interesa más saber cual es el resultado de 67 por 9 o la división de 195 entre 6, pero… ¿y si estamos enfermos? ¿Si no podemos pensar bien por las dolencias o por lo que nos quejamos y el estado anímico que propicia estar enfermo?
Es importante incluir algunas materias o pláticas sobre higiene, salud pública, alimentación, y otras cosas importantes como son el hecho de saber qué afectos provoca el alcohol en el organismo, el uso de estupefacientes y su grado de afectación y mucho más: saber convivir: entender la importancia de la comunicación en todas sus formas con nuestros semejantes.
Dejar un poco el móvil y compartir el diálogo, la conversación con otras personas que, como nosotros, también tienen emociones y sentimientos.
Todo ello debiera ir en el paquete de la educación, aunque otros piensan que son dos cosas distintas: educación y formación.
Es probable que haya mucha razón en ese sentir, sin embargo, somos de la idea de que no se puede despegar una de otra, o no se debe al menos, y tenemos que hacer esfuerzos por recuperar a los hijos que la vida fácil al margen de la ley les otorga, que los espejismos nos arrebatan, y muchas veces, cuando queremos tenerlos de nueva cuenta entre nosotros resulta demasiado tarde.
El deporte, la salud, la actividad intelectual y física combinadas, la comprensión y comunicación se deben unir para una causa común: un desarrollo adecuado.
Y ahí, los maestros tienen un enorme compromiso, mismo que es signado a la vez por los padres, los directivos, los que nos gobiernan y todo cuando vive en una sociedad que reclama sistemas distintos, pero más efectivos.
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