“Comienza con el final en mente”…

Stephen R. Covey.

Si me preguntan cuál es el tema medular en el Plan Estatal de Desarrollo del Estado presentado por el gobernador Américo Villarreal Anaya, me quedo no con los avances expuestos o con las expectativas de desarrollo, sino con el espíritu del mensaje.

Este es uno de los pocos documentos de ese tipo en donde he visto que se valora realmente el origen de su nombre: La planeación, como madre de las demás herramientas de un administrador: Organización, integración, dirección y control, para alcanzar el éxito sea personal o privado, particular o público.

No lo dijo directamente el mandatario, pero lo transparentó cuando habló de un tema que le es conocido hasta los huesos: La salud.

La esencia de las acciones en ese terreno tan sensible, queda claro, es la previsión, prima hermana de la planeación.

Habló el gobernador de armar soluciones en el presente para prevenir en ese terreno los reclamos del futuro. Prevenir necesidades como el aumento de tamaulipecos que no cuentan con seguridad social, más y mejores hospitales, medicamentos gratuitos, más personal médico, vigilancia epidemiológica total y una cultura sólida sobre hábitos de vida saludables. Planeación, planeación y planeación es la respuesta, para confirmar la vieja frase médica que asienta que la mejor enfermedad es la que no se padece. Para eso es la prevención, no hay vuelta de hoja.

En este escenario, reflexionemos ahora.

Imaginemos que esa misma visión de Américo –planeación más previsión– se aplique en la economía, la seguridad, el empleo, la productividad, la educación y el campo. Parodiando a la nana Goya, en Tamaulipas sería otra historia.

Abona a este panorama un dato que con seguridad pocos conocían, incluido quien escribe estas líneas: El gobernador es doctorante en administración pública, conocimiento que lo ubica potencialmente –es válido el paralelismo– como el mejor gerente que pudiera haber tenido Tamaulipas.

Es verdad, no hubo proyectos concretos en el PED, no hubo compromisos que se puedan tocar y oler, pero si la planeación es la auténtica base de lo que viene, podemos confiar en que serán mejores tiempos.

Como dice Brozo: ¡Orale!…

LA OPORTUNIDAD DE BLANCA

Difícilmente puede negarse la importancia que en el terreno laboral de la burocracia estatal ha tenido Blanca Valles como dirigente sindical.

A lo largo de más de tres décadas, el SUTSPET, siglas de ese gremio, ha sido un nicho de tranquilidad en ese terreno, donde no todo ha sido como dicen los españoles, coser y cantar, pero donde también, gracias a la habilidad de la aún dirigente se han superado complicaciones que en otras latitudes hubieran sido un problema difícil de resolver.

A querer o no, Blanca ha sido la figura que ha polarizado esa calma burocrática, lo cual no es cualquier cosa en tanto tiempo transcurrido.

Pero como lo marca la física, todo lo que sube tiene que bajar, aunque no necesariamente eso signifique un desdoro a una carrera. El caso de un posible reemplazo de Blanca es precisamente para ella, una oportunidad de oro.

¿A qué me refiero?

Si Blanca acepta que es el momento de dejar esa batuta y accede a dejar en libertad a sus compañeros para elegir en forma democrática a quien le suceda, colocará la cereza en el pastel de su carrera pública.

Como dice la voz popular, saldría por la puerta grande.

Saldría con la etiqueta de demócrata, de permitir el paso a nuevos aires que refresquen ese sindicato y como servidora pública comprometida con quienes la llevaron y mantuvieron fielmente en ese puesto.

Merece Blanca sin duda reconocimiento por su trabajo. De ella depende ahora que también haya aplausos a su trayectoria…

Twitter: @LABERINTOS_HOY