“Nadie puede escapar de nuestro karma pasado…”
Mahavira, predicador oriental
Quienes creen en el concepto hindú del “karma”, podrían intentar dar una explicación de la debacle que hoy sufre el Partido Verde Ecologista en Tamaulipas.
En principio, hay que empezar por entender el término, sobre el cual aseguran que en él conviven el lado positivo, el de la buena fortuna; y el malo, el de la maldición.
De acuerdo a esa filosofía, las acciones de una persona influyen en su vida presente y futura, con la posibilidad de alcanzar a los demás. “Es el karma”, suelen decir para explicar los sucesos, a veces inexplicables, que impactan a alguien.
En Tamaulipas, uno de esos “karmas” sigue haciendo estragos. Por sus consecuencias, es obvio que se trata de uno de los considerados malos.
Tiene nombre y apellidos el depositario de ese mal fario: Manuel Muñoz Cano.
A lo largo de su vida pública –me refiero a su trayectoria política– su influencia ha complicado la vida de propios y extraños. En ese terreno no ha dejado en sus efectos, como asienta la voz popular, títere con cabeza.
El primero fue Eugenio Hernández Flores, quien como gobernador le encomendó a Muñoz Cano frenar a Francisco García Cabeza de Vaca, a la sazón alcalde de Reynosa. Con ese objetivo Manuel instaló un cuarto de guerra en esa frontera con tan “buenos” resultados que Francisco logró ser diputado local, diputado federal, Senador y hasta gobernador de Tamaulipas. Visto así, la primera víctima del “karma” de Manuel fue el más inesperado: Su protector, Geño.
Faltaba otra dosis negativa de ese “karma” para el PRI. Muñoz fue el Coordinador General de la campaña de Rodolfo Torre a la gubernatura. Que quede claro: Nada tuvo Manuel que ver con el fatal desenlace que todos conocemos, pero su ambición personal aparejada con su mala suerte llevó a Egidio Torre al Palacio de Gobierno, quien temeroso lo mandó a la banqueta, pero sentó las bases para el desplome priísta seis años después en esta patria chica.
Muñoz superó ese trance y tras seguir como operador del PRI estatal, aspiró en 2016 a ser presidente estatal del mismo tricolor. Al parecer con eso bastó para malograr al antaño invencible, porque Cabeza de Vaca precisamente en ese año dobló al PRI en la lucha por la gubernatura, con lo que hizo de éste el primer partido en su estela de cruces políticas.
Después de esa etapa, logró convertirse en figura del Partido Verde Ecologista en esta geografía. Se erigió en dirigente estatal del mismo y al ser liberado Eugenio de prisión convenció a éste de ser candidato a Senador por el mismo PVEM, decisión de la que es muy posible que Geño debe estar arrepentido, porque el capital político que el victorense aún poseía se deshizo en esa contiende cívica, al borrarse su imagen electoral de imbatible.
Lo que siguió es historia fresca del “karma” de Muñoz Cano: El Partido Verde se convirtió en Tamaulipas en la segunda muesca en su lista de difuntos partidistas, al sufrir una desbandada y ser abandonado por sus diputados locales, para ver reducida a cenizas su bancada en el Congreso del Estado.
¿Qué nuevos desastres políticos le esperan a Manuel?
Bueno, a la luz de sus fracasos, tal vez el partido en el poder tamaulipeco, MORENA, lo quiera contratar. No para uncirlo a sus filas, sino para algo que le serviría mucho más:
¿Qué tal si lo impulsan para dirigir a Acción Nacional en la Entidad?
Lo más seguro es que el PAN sea la tercera marca fatídica en el haber del ex priísta y ex verde, con lo que los guindas se librarían del molesto moscardón azul que aunque ahora no causa daños, sí molesta con sus zumbidos cotidianos.
Como dice el demoledor Brozo: ¡Orale!…
X: @LABERINTOS_HOY