Es el tema político de la semana sin duda, a menos que en el fin de ésta suceda un cataclismo.
Me refiero a la definición panista a favor de la alcaldesa de Reynosa, Maki Otiz Domínguez, para buscar la reelección como jefa de esa comuna, la joya de la corona electoral en Tamaulipas. Lograrlo, como dicen los españoles, no ha sido coser y cantar, se lo aseguro.
En un símil marítimo, la dama ha navegado con el viento en contra desde el inicio de su gestión y su barco ha sido zarandeado por una tormenta tras otra. Salía de una y enfrentaba una más, obviamente no por decisión propia.
¿Qué sucedió en el PAN para que el Comité Ejecutivo Nacional haya hecho a un lado a la dirigencia estatal y decidiera que sea la presidente municipal la elegida para intentar revalidar la victoria azul en esa ínsula?
Si nos remontamos a aproximadamente 20 días atrás, día más o día menos, tal vez sería posible encontrar una explicación digerible.
¿Le suena el nombre de Tatiana Clouthier?
Sí, es hija del ícono panista Manuel J.Clouthier y hoy una de las activistas de MORENA más cercanas a Andrés Manuel López Obrador.
Tatiana ha tenido dentro del entarimado de Regeneración Nacional, una tarea singular: reclutar electoralmente a figuras de otros partidos. Y estuvo en Reynosa en el tiempo mencionado líneas arriba.
La visita hubiera pasado inadvertida para muchos si no fuera por la persona que buscó: Sí, a Maki.
Lo que platicaron sólo ellas lo saben y quizás dos o tres más cercanos a las mismas, pero la lectura para los expertos es que en la cúpula de Acción Nacional sonaron las alarmas ante el posible “enganche” de la edil con MORENA.
Habrá con seguridad quienes rechacen esa versión porque podrían decir que Maki no tiene la importancia suficiente como para que el CEN buscara mantenerla en sus filas, pero la verdad es que con todo respeto a la doctora, no es ella la que le podría haber causado insomnio a la jerarquía azul, sino el temor –es una especulación– de perder su principal bastión en Tamaulipas.
Sí, perder Reynosa, la de mayor población de votantes y la misma que puede por sí sola decidir una elección de Gobernador, por lo que se entiende la inquietud y se entendería la designación de Maki, la mejor posicionada dentro del panismo reynosense, aún en contra de las simpatías del actual mando de ese partido en el Estado.
Entonces, ¿Garantiza Maki que el PAN conserve ese ayuntamiento?
Para infortunio del panismo y para la propia dama, no. Por supuesto que no.
Si MORENA –llámese López Obrador– decide que sea el popular JR su carta para buscar esa alcaldía, ningún apostador de Las Vegas ni el más modesto corredor de caballos podría asegurar un triunfo de los azules.
José Ramón Gómez Leal obtuvo en la pasada contienda municipal nada menos que 57 mil votos. Sin estructura, sin equipo, sin apoyo mediático y prácticamente sin dinero. Se dice fácil, pero es terriblemente complicado en Reynosa, donde alrededor de 75 mil sufragios son la cifra mágica para la victoria.
Imagínelo –si es él el candidato de AMLO– con el factor Peje a su favor, con acuerdos con medios de comunicación y un adecuado activismo en redes, con el apoyo de cuadros curtidos en las urnas y sobre todo, sobre todo, con recursos.
No, no será sencillo para Maki. Por el contrario, sería una hazaña ganar.
Visto de esa manera, ciertamente se sacó la alcaldesa el premio, pero en la rifa del tigre…
EL DATO EXTRA
Para cerrar el cuadro reynosense sobre Maki y su virtual oponente, un dato debería tomarse en cuenta: la relación familiar de JR con el poder en turno en Tamaulipas.
Y Maki, todos lo sabemos, no es precisamente el delfín que se cuidó desde Victoria para surcar los mares del 2018. Cómo le afectara eso a la señora Presidente, habrá que esperar a verlo…
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