Quizá la indiferencia de los milenios por las cuestiones electorales tendría un impacto nocivo en el ejercicio electoral del próximo 1 de Julio. Es una generación de jóvenes que en el padrón electoral a nivel nacional ocupan el 30 por ciento de la lista nominal.

El tema viene a este espacio por el comportamiento “irreverente” de las juventudes ante las prácticas de difusión de quienes compiten por ahora como candidatos al senado y a una diputación local.

En un ejercicio lírico, se observa en las calles y avenidas de la capital cueruda, que en el transcurso de 5 minutos, de sesenta vehículos que circularon por una de las vías con mayor tráfico vehicular, solamente cuatro unidades de fuerza motriz exhibían calcas propias de las campañas y el resto de estas impidieron la adhesión de publicidad.

Puede argumentarse, que el ejercicio es eminentemente lírico, sin una metodología vinculada a la mercadotecnia, sin establecer un margen de error, pero no dejar de ser un ensayo rupestre y silvestre, que carecería por lo mismo de validez.

Es una práctica que aplicaba el Decano y Maestro, Don Guadalupe Díaz Jr. , en las épocas electorales de los años noventa y, de esa manera tenía el pulso de las preferencias de los ciudadanos victorenses.

Que por cierto, sus análisis tenían un atine particular que se reflejaba al final de los procesos electorales, en los resultados de las urnas. Los cuales en la actualidad pudieran ser cuestionables, con el argumento de que las elecciones en la actualidad las prácticas de fraude están vigentes, aunque el Instituto Nacional Electoral y el Instituto Electoral tamaulipeco defiendan lo contrario, pues se supone que ellos promueven la democracia.

Pero también a finales del siglo anterior el ejercicio el mapacheo era propio de los partidos que siguen manteniendo la plana mayor, en operación electoral, uno de esos institutos políticos tienen en su estructura operativa una secretaria que denominan de operación electoral.

Con la diferencia que en a la década anterior, hay una cantidad mayor de candidatos lo mismo que ofertas electorales, que concluyen en lo mismo y que de alguna manera podrían hacer más complejo un ejercicio de esta naturaleza.

Pero para los efectos es lo mismo, ya que es recurrente entre los contendientes, sobre todo quienes prueban la derrota, arguyen que sus resultados son el producto final del “mapachismo”.

El caso es que la última “ola electoral” del 2016 llevo a las urnas no solo a los milenios, sino que estos movilizar a las generaciones de adultos, muy a pesar de que sus posturas escépticas son recurrentes en algunos ejercicios sociales.

En ese orden, dentro de siete años el porcentaje de los milenios puede rebasar sin temor a un equívoco, el 50 por ciento del padrón y la lista nominal a nivel nacional, es decir para la elecciones del 2024. Aunque de entrada esas generaciones repudian con su indiferencia, las prácticas de las generaciones de adultos.

Otro de los posicionamientos de esas generaciones está vinculado al ejercicio digital, que supera con creces las habilidades de las generaciones mayores y en proceso de extinción. Y se refleja en ellos una crítica simple de lo político.