Esta ha sido semana de libros en la FIL de Minería 2024, quecumple 100 años de existencia si tomamos como su referente principal a la “Feria del Libro y de las Artes Gráficas” que José Vasconcelos creó en 1924, y es la segunda ocasión que la Cámara de Diputados participa con un stand con materialdel Consejo Editorial y la Secretaría General.
El sábado pasado participé en la presentación de “La Biblioteca del H. Congreso de la Unión. Antecedentes históricos”, de Rosa María Fernández de Zamora y Margarita Martínez Leal, editado por la Dirección de Bibliotecas de la Cámara y donde pude compartir la mesa de diálogo con Rosa María Fernández e Ismael Carvallo,Director General del Espacio Cultural San Lázaro, ymoderada por la directora de Bibliotecas de la Cámara,María Vázquez.
Además, este viernes 1ro de marzo participaré en la presentación del libro “El Congreso de la Unión: testigo y protagonista histórico”, editado por la Secretaría General, como parte de una colección cuya intención es comunicar, de forma institucional y en un lenguaje claro y sencillo, la importancia del Poder Legislativo, así como el quehacer parlamentario y el funcionamiento de la Cámara de Diputados.
El primer libro que mencioné es una historia muy bien resumida del país, a través de la crónica de sus congresos. Elhilo conductor es la Biblioteca General de la Cámara de Diputados, ubicada en la calle de Tacuba 29 e instalada desde 1935 en la antigua iglesia de Santa Clara, edificación del siglo XVII que en su momento albergó a las monjas Clarisas. La narración fluye a lo largo de los dos siglos de vida nacional independiente: “El siglo de las dificultades”, el XIX, y “El siglo de la esperanza”, el XX, y nos permite reconstruir los episodios más importantes de la vida parlamentaria nacional en función del resumen de la dialéctica política de los distintos congresos mexicanos, que parten del antecedente de las Cortes de Cádiz de 1812 para arribar luego a tres momentos generacionales fundamentales: Chilpancingo (Junta de Zitácuaro—Congreso de Chilpancingo—Constitución de Apatzingán), Ayutla (que es propiamente la generación de la Reforma) y Querétaro, que es la del constituyente revolucionario convocado por Carranza.
Las autoras hilvanan la narración en torno a las discusiones parlamentarias sobre la necesidad de contar con una biblioteca –y el correspondiente bibliotecario– como espacio de resguardo de los registros para la historia y como fuente de conocimiento y estudio para los efectos de fundamentarlas acaloradas discusiones parlamentarias, que fueron desde el planteamiento del 2 de marzo de 1822 en el que se dispuso que “se forme la Biblioteca de las Cortes, y vengan los libros del Arzobispado” (p. 71) hasta el “Proyecto de Acuerdo formulado por el Diputado Carlos A. Calderón, para que la Biblioteca de la H. Cámara de Diputados sea puesta en servicio para el pueblo” (p. 170), de agosto de 1935.
El segundo libro, es un complemento formidable a la historia de las Bibliotecas del Congreso, y forma parte de una iniciativa coordinada por quién escribe estas líneas, para la creación de libros sinópticos (bajo el formato, digámoslo así,de “Historia mínima” o “Breve historia de”) sobre temas fundamentales para la formación política de la ciudadanía en general, como lo son: La historia del Congreso de la Unión; Cómo se integra y vota el Presupuesto de Egresos de la Federación; Cómo entender la economía y las desigualdades que genera, en particular en México y La perspectiva de género en las políticas públicas.
Sobre la historia del Congreso de México, el prólogo hace referencia a la Grecia clásica, en tanto origen del mundo occidental y en donde se acuña el término “democracia” como “gobierno del pueblo” y el momento que tuvo lugar en la era de los descubrimientos, en la que, según los historiadores y antropólogos David Graeber y David Wengrow en su libro “El Amanecer de Todo”, el igualitarismo democrático y horizontal de las sociedades americanas del “nuevo mundo” fue en realidad la inspiración para que los europeos volvieran a su origen democrático, después de vivir siglos de monarquías absolutas.
Después, el libro se divide en cuatro partes principales: “¿Cómo llegaron los primeros representantes populares?”, “La larga marcha de la representación en México”, “El Congreso como escenario de la pluralidad social” y “El Congreso en acción”, y gravitan alrededor de una pregunta fundamental: ¿cuál es la forma más eficiente y justa de organizar una sociedad, un país, una nación?, a partir de ahí da inicio un relato que pocas veces se refiere al hablar de los antecedentes del Congreso de México, es decir, la historia del parlamento británico, dónde se inspiraron los revolucionarios franceses para constituir la Asamblea Nacional, como llaman en Francia a su Congreso, y que también habría de influir a los diputados de las Cortes de Cadiz de 1812 y, unos años después, a los integrantes de los primeros Congresos de América. También aborda, desde la perspectiva del Congreso, los subsecuentes conflictos bélicos del México del siglo XIX, momento en que liberales y conservadores disputaron una visión de país y posteriormente la Revolución Mexicana y las instituciones que de ella emanan, entre ellas, nada menos que el Congreso Constituyente de 1917; para finalizar con el proceso de apertura democrática del siglo XX y que aún continúa, pues los procesos históricos toman décadas o incluso siglos. Todo ello se cuenta, de manera amena y sencilla, en apenas noventa páginas.
Recomiendo estas lecturas para toda persona interesada en contar con una visión global y sintética de la historia delparlamentarismo y del Congreso de México, pero también para comprender la razón por la cual es ésta la institución más importante de la República en tanto que fractal de la pluralidad de la sociedad y la Nación. Los libros aquí referidos constituyen una herramienta fundamental y de libre acceso a través del portal oficial de la Cámara de Diputados.
La autora es Secretaria General de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.