La Guerra Comercial orquestada por las principales potencias del mundo terrenal, denominada Coronavirus y abreviada COVID-19, por las instituciones oficiales, volvió a enloquecer los mercados financieros, de hidrocarburos de talla internacional. También tuvo efectos en las plantas productivas de Altamira, Monterrey, Coahuila, San Luis Potosí, Querétaro, el Estado de México, León, Guanajuato, Puebla y la Blanca Mérida, donde los patrones hicieron los primeros ajustes de personal. Que se tradujeron en despidos de personal por la caída de la producción que se avecina.
Lo que pareció ser una arenga de los gobernantes de China y Estados Unidos, se ha convertido en una pesadilla para los habitantes del Planeta Tierra. Ambos países aseguran tener la vacuna para curar a pandemia. Ninguno de los dos revela cantidad de muertos del COVID-19 que la propia autoridad le puso el nombre, como sucede cuando detienen a un capo o un simple delincuente.
Mientras que el Presidente Mexicano desafiante presume el albún de credos de milagros, y sin recato evidencia que ya se aplicó el antídoto de la vacuna para prevenir el Coronavirus. Lo mismo, da la impresión de que le importa un bledo la disparidad del peso frente al dólar y da la sorpresa con la caída del precio de la gasolina no así del diesel que conserva el liderato del precio.
Mientras la enfermedad que circula de norte a sur la república mexicana, obliga los empresarios, dueños de los capitales y empleadores en sus plantas de producción, la semana que transcurre hicieron los primeros ajustes en sus plantilla de trabajadores, obreros, personal administrativo.
Es decir, lejos de incrementar la cantidad de plazas laborales van a disminuir y lo más probable es que el censo del Inegi tendrá que repetirse, ya que es una de las fuentes de información veraces, calificadas y certificadas.
Lo de menos es el censo, pues a la historia pasará la pandemia como la “Guerra del Coronavirus”. Debido a que las personas podrían no morir de la enfermedad sino de hambre, por falta de recursos para adquirir los alimentos y de alimentos porque las plantas productivas van en caída libre.
Sin considerar la cuesta de enero, en la que los pobladores apenas pueden respirar con una emergencia como barrera. ¿No será acaso que los sucesos de hoy están contenidos de “Los Juegos del Hambre”, que nuestros adolecentes y jóvenes han disfrutado con amplia simpatía?
O bien la Guerra del Coronavirus, es un mecanismo de quienes se disputan el control del Planeta Tierra y orquestaron una enfermedad para depurar la población menos productiva. Si partimos de la teoría de que los mayores de 60 años serán quienes no resistirán el padecimiento.
¿Será entonces una revolución de los mercados laborales, en los que la vida privilegia a la sangre joven, a quien promete mayor productividad? ¿Y los mayores de 60 años van al rastro, al mazo, al matadero, como los toros y vacas viejas, que por su edad dejaron de ser productivos para el productor de bovinos?
El colapso del mercado laboral, con el de las bolsas, los presupuestos y la incapacidad financiera de las repúblicas y países emergentes tienen los mismos riesgos.
La tarde de ayer el sistema de salud en Tamaulipas confirmó el segundo caso de COVID-19. Por ese motivo el llamado de los gobernantes es a permanecer en sus respectivos domicilios, como una forma de manejar la pandemia.
La Confederación de Cámaras de Comercio de Tamaulipas que preside Julio Almanza Armas, aseguro ayer que las perdidas para el sector comercio serán superiores a los 8 mil millones de pesos, en caso de que la contingencia tenga como duración 30 días, como lo pronostican los gobernantes. Esto debido a que la Semana Mayor los destinos turísticos estarán cerrados.

La Guerra del Coronavirus
La Guerra Comercial orquestada por las principales potencias del mundo terrenal, denominada Coronavirus y abreviada COVID-19