La autora es Secretaria general de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión

 

Escribo estas líneas al calor de la lectura de la magnífica “Historia de la Casa Siemens” en dos tomos, escrita por Georg Siemens en 1947 y que encontré recién en una librería de viejo de Donceles.

La obra es una reconstrucción histórica fascinante de una de las empresas más importantes del mundo contemporáneo (Siemens, fundada cien años antes, efectivamente, en 1847) sin la cual no se puede entender el desarrollo del electromagnetismo moderno y a cuya órbita de despliegue quedarían asociados apellidos como los de Gauss y Riemann (matemáticos), Doppler, Dove y Ohm (físicos), Bunsen o Wöhler (químicos) o el del propio Robert Mayer, que fue el primero en plantear la tesis de la que se derivaría el moderno entendimiento de la Naturaleza: el principio de la conservación de la energía.

Lo que me ha hecho pensar este libro es en la radical importancia que tiene el desarrollo de la ciencia y la tecnología para el correspondiente desarrollo de los estados nacionales, y que conceptos como los de corriente de alta tensión, corriente alterna, electroquímica o telecomunicaciones tienen una compenetración orgánica fundamental con la construcción histórica y política de la potencia que hoy es Alemania tal como se puede ver a través de la historia de una de sus empresas más representativas e importantes, y que supuso como criterio fundamental la conjugación de un triple esfuerzo histórico dado entre la innovación, la empresa privada y las instituciones gubernamentales para que algo como Siemens pudiera levantarse hoy como la potencia tecnológica con sello alemán que se despliega por el mundo entero como una de las estructuras productivas y científico-tecnológicas indiscutibles de nuestro tiempo.

El Plan Sonora tiene que ser visto, a mi juicio, desde una óptica similar, es decir, como matriz geopolítica de desarrollo y detonación económica impulsado preponderantemente desde las instituciones de la administración pública (porque sólo los gobiernos son capaces de inyectar grandes cantidades de recursos para los desarrollos de mediano y largo plazo, que es la tesis central desde la cual defendía Schumpeter la necesidad de los monopolios público-estatales como factores de impulso de las economías nacionales) conectado con la ciencia, la innovación y la tecnología mediante la que la nación mexicana integralmente entendida (en sus sectores tanto públicos como privados) incremente su potencial productivo para la generación futura de empresas necesariamente globales pero deseablemente nacionales (como fue el caso de Siemens para con Alemania en el sentido dicho), y así permita situarnos a todos como sociedad histórica en el concierto del mundo como jugador de primer nivel.

Susan Strange, una de las grandes teóricas de la escuela británica de Economía Política Internacional, dice que un actor internacional –ya sea un Estado nacional, ya sea una corporación de capital privado– tiene poder geopolítico cuando controla algunos o varios de los siguientes rubros: la producción pesada, la energía, el armamento, las finanzas, la tecnología y la información; a partir de la Revolución industrial, la lucha por el control de estos sectores de la producción y la transformación a escala mundial es lo que define la historia universal como tal, y eso es lo que está detrás de la guerras, las revoluciones y el drama estructural a partir del cual se han construido los grandes estados nacionales, los imperios y las grandes potencias como Estados Unidos, Francia, Rusia, China o, efectivamente, Alemania.

La proyección de construcción de centrales fotovoltaicas; la explotación soberana del litio a través de la empresa “Litio para México”; el procesamiento del gas para su exportación; la modernización infraestructural a escala regional; el impulso público-privado para la construcción de plantas automotrices de vehículos eléctricos y el posicionamiento, en fin, de México como potencia en electrónica y semiconductores, elementos todos del Plan Sonora de la actual administración,  conforman una ecuación de un potencial geopolítico extraordinario que permitirá a los mexicanos el trazado de ciclos de desarrollo y crecimiento acelerado con alto grado de innovación tecnológica que habrán de traer aparejado el correspondiente desarrollo social, cultural y educativo.

Será motivo de gran satisfacción y orgullo llegar a ver algún día tal vez no muy lejano una firma mexicana (puede ser “Litio para México”, puede ser otra de carácter privado) que haya surgido dentro de esta matriz fundamental del Plan Sonora, y que llegue a jugar un papel para nuestra economía y sociedad tan importante como la que Siemens ha logrado tener para Alemania a casi 180 años de su fundación.