Apenas ayer, me di cuenta que mi pequeño nieto José había entrado a la edad de los por qué, ocurrió después de que despertara de buen humor de su siesta vespertina; observé que cuando se levantó tenía en su bello rostro una expresión de ¿qué pasó? y después de ubicar su situación, se fue directamente a donde me encontraba y sin más me preguntó ¿Qué estás haciendo abuelo? le contesté que estaba tratando de despertar también de un sueño que aún me mantenía en un estado letárgico y que no me permitía pensar con claridad, e inmediatamente el niño me contestó ¿Por qué?, traté de darle una explicación sencilla y no pude evitar iniciar mi respuesta con un porque… e inmediatamente José repitió la misma frase, una y otra vez, por lo que decidí enviarlo con su abuela para que le preguntara qué estaba haciendo, obediente como es, llegó hasta la cocina y le preguntó ¿Qué estás haciendo abuela? Y amablemente María Elena le explicó de manera muy simple lo que hacía, y el niño repitió ¿Por qué? Y la abuela de José le dio una tras otra explicación a lo que parecía una serie interminable de interrogantes. Sin duda, mientras dormía José, su cerebro abrió una venta a la curiosidad propia de los niños, de ahí su necesidad de encontrar una respuesta para todo lo que acontecía en su entorno.
Ese día, por la noche, ya acostados María Elena y yo comentamos lo ocurrido y recordamos cuando nuestros hijos entraron a la edad de los por qué; ambos nos encontrábamos acostados boca arriba y cuando ella trató de colocarse de lado sintió un dolor agudo en su hombro derecho y me preguntó ¿Por qué me estará doliendo el hombro? Le di una explicación médica, pero no pareció convencerla, entonces observé que su bello rostro una expresión de ¿Qué me pasa?, imaginé que estaba pensando en los achaques propios de la edad y para consolarla quise pasar mi brazo izquierdo por debajo de su cabeza para acercarla a mi pecho, entonces me dolió el hombro izquierdo y ella lo notó de inmediato y me preguntó ¿Por qué te duele el hombro? Sentí que si le daba una explicación médica no saldría bien librado, entonces le dije: _No te preocupes, son cosas propias de la edad, parece que estamos regresando un poco a aquella hermosa etapa en la que preguntábamos, sobre todo lo que nos intrigaba, de pronto escuché un sollozo y le pregunte ¿Qué te pasa? Y contestó: _No quisiera tener que regresar el tiempo para sentirme como un niño y tener que llegar de nuevo a la edad de los por qué. No te preocupes le dije, todos habremos de pasar por la metamorfosis, cuando llegamos a ser adulto mayores empezamos a sentir que somos como niños, tal vez nos convenga por ello reír de nuestras ocurrencias y por qué no, de nuestras dolencias
No tengamos miedo de reírnos de nosotros mismos cuando las cosas que hacíamos fácilmente ayer, ahora se nos dificultan; no dejemos que nada lastime nuestra autoestima, que los recuerdos no gratos que fuimos guardando con el tiempo sólo sean eso, un recuerdo, para vivir cada día un nuevo amanecer, sintiéndonos llenos de energía, tanta que nos alcance para reírnos y ser felices.
Correo electrónico:
enfoque_sbc@hotmail.com