La economía informal es mundial. Indica falta de empleo que brinde los beneficios que la ley obliga al patrón por un vacío del Estado para favorecer este tipo de empleo bien pagado, que brinde oportunidad de crecimiento social y de mejora de la calidad de vida, en especial cuando la política del gobierno condena aspiracionista al libre derecho de decidir realizar esfuerzo por acceder a mejor nivel de vida.
Dos mil millones de trabajadores, 60% de la población participan en este sector, aunque prevalece en economías emergentes y en desarrollo, es parte importante de las economías avanzadas. Aunque trabajador y empresas opten por operar en este sector para evitar impuestos o regulaciones, 85% de todos los trabajadores informales del mundo tienen empleo precario en unidades de producción pequeñas, debido a la falta de oportunidades en el sector formal lo que conlleva consecuencias macroeconómicas.
Las empresas informales son pequeñas, de baja productividad, y no contribuyen a la base tributaria, por tanto, regiones con nivel alto de informalidad crecen por debajo de su potencial pues no recaudan impuestos suficientes y no pueden proveer bienes y servicios básicos a la totalidad de la población, lo cual acrecienta la informalidad. Los trabajadores informales son pobres y ganan salarios más bajos en comparación con sus pares del sector formal porque carecen de protección social y acceso al crédito y porque tienen menor nivel de educación. Las mujeres tienen mayor probabilidad que los hombres de tener trabajo informal en las categorías más precarias y de baja remuneración, en parte porque no tienen el mismo acceso a la educación y a los servicios de salud.
Estudios realizados por el Fondo Monetario Internacional e investigadores sobre las causas, características y efectos de la informalidad permiten comprender por qué reducir la informalidad es esencial para un desarrollo sostenible e inclusivo, debido a los vínculos estrechos y complejos de la informalidad con productividad, pobreza y desigualdad. Este estudio es relevante pues la pandemia COVID-19 golpeó a los trabajadores informales de las economías emergentes y en desarrollo. La pandemia amenaza con borrar los avances de la última década en la reducción de la pobreza y la desigualdad y ejerce presión sobre la capacidad de los gobiernos de extender las redes de protección social a los trabajadores y empresas informales vulnerables.
El diseño e implementación de política eficaz para abordar la informalidad requiere que podamos medirla, difícil porque los participantes evitan quedar en evidencia o no es fácil identificarlos. Se propone: Analizar los factores que la favorecen y sus consecuencias en la economía (efectos en la productividad, mercados de trabajo, brechas de género; interacciones con la política fiscal y la inclusión financiera) Soluciones: Mejorar el acceso a la educación, tener en cuenta la informalidad al diseñar los sistemas tributarios y de protección social, reforzar la inclusión financiera e implementar políticas estructurales específicas eficaces para promover la incorporación al sector formal.