La cifra puede alegrar. O puede hacer entrar en pánico.
Me refiero a las 38 personas, entre varones y damas, que se registraron en forma oficial para tratar de conseguir la candidatura de MORENA al gobierno de Tamauiipas.
¿Por qué manejar escenarios tan distantes como los señalados al inicio de esta colaboración?
En la opinión de su servidor, hay sobradas razones para considerar las dos posibilidades. Si me permite, expongo primero la de la alegría.
La dirigencia de Movimiento de Regeneración Nacional en el país debe sentirse que flota de satisfacción ante el alud de interesados en abanderar a ese partido. Y no es para menos.
El hecho de que tantos hombres y mujeres –38 entre verdaderos militantes y oportunistas de ocasión– vean a ese instituto como garantía de ser gobernador y por eso busquen con denuedo ser su candidato, conlleva la aparente percepción de haber hecho en el Estado un buen trabajo político.
En el papel pueden vanagloriarse de eso, aunque en la realidad su fortaleza y sus perspectivas de éxito electoral en esta patria chica dependen de un solo nombre y apellidos: Andrés Manuel López Obrador.
Si este es el panorama, ¿Por qué tendrían que sentirse atemorizados con semejante y prolífico ramillete de aspirantes?
Para tratar de dar una respuesta cercana a lo coherente, doy riendo suelta a la imaginación con un vistazo virtual al futuro a corto plazo.
La mayor parte de ese mismo número de apasionados y fervorosos defensores de las glorias de la 4T, se ven a sí mismos con estrellas y águila de general. Frente al espejo, se auto conceden los mayores méritos y las cualidades más brillantes.
La duda brota natural: ¿Cuántas de las 34 figuras que quedarán fuera –si no hay candidato de unidad elegirán sólo a cuatro finalistas para una encuesta– doblarán las manos y se integrarán al proyecto de quienes hoy son sus rivales?
Ciertamente hay personajes con la madurez y lealtad suficientes para seguir el camino de la disciplina, pero puede usted jurar que más de dos docenas de los mismos rechinarán los dientes, rumiarán la amargura de sentirse poco valorados y se convertiran en velados o abiertos críticos de lo que un día antes aplaudían. Así es la política.
Y ese, es el motivo de que pueda surgir el fantasma del pánico.
En este proceso interno, MORENA confundió la apertura con la anarquía y dejó hacer y deshacer a los responsables de encontrar a su abanderado. El resultado es que los aspirantes, sin rienda ni freno, tiraron las puertas para registrarse y se llevaron sillas y mesas para formar un ejército en donde, como dice un amigo hoy alejado, nadie quiere darle agua a los caballos.
En ese marco, de poco o nada servirá un compromiso de urbanidad política como el que presumen haber firmado los protagonistas, normado más por las buenas intenciones que por convicciones.
El botón de muestra de esa inquietud ya lo pusieron sobre la mesa Rodolfo González Valderrama, Américo Villarreal y José Ramón Gómez Leal, quienes ocupan los primeros sitios en preferencias electorales dentro de MORENA y ya pidieron mesura, respeto y apego a la normatividad, en una señal inequívoca de lo que prevén podría suceder..
Debería tener cuidado MORENA con lo que viene. Tendrá sus finalistas y tendrá su candidato, hombre o mujer, pero también tendrá que encontrar la receta para calmar la decepción y en algunos casos la ira, de quienes durante años respirarán por la herida, a menos que a través de un candidato de unidad logren un consenso previo y eviten una batalla intestina.
No es ésta una visión pesimista. Son lecciones de la historia política moderna que pocos aprenden y menos aplican.
Una historia en la que hoy los ingenuos ríen y mañana podrían llorar…
LA FRASE DE HOY
“No hay más alianzas que las que trazan los intereses, ni las habrá jamás”…
Antonio Cánovas del Castillo
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