No se puede pensar en otro calificativo para los diputados federales del PRI Baltazar Hinojosa, María Esther Camargo y Mercedes del Carmen Guillén, quienes siguen viviendo del presupuesto oficial gracias a un sistema electoral que otorga muchos beneficios a minorías que no son representativas de la voluntad popular vía asignaciones de chiripa o plurinominales, que es como las conocen los oportunistas de la política.

La reunión que sostuvo el gobernador Francisco García Cabeza de Vaca con legisladores federales tenía el propósito, no de llevar simpatías a uno u otro partido político o a una figura de esa actividad cuya esencia se ha perdido: no. Se trataba de hacer causa común para buscar la forma de que en la Federación se otorgue la mayor cantidad posible de recursos para un estado como el nuestro que tiene muchas necesidades y busca la manera de subsanar éstas con dinero del gobierno de México.

Se fueron por la fácil: haciéndose los enojados no asistieron, es decir, les importó más que pura fregada sus electores, sus representados, su gente. Se fueron por la fácil y prefirieron ignorar el llamado del gobernador de Tamaulipas, aunque no se olvidaron que el día 15 cobrarán puntualmente su quincena completita, aunque no hayan cumplido con la población que ha hecho posible que cobren salarios que insultan a sus representados, qe ofenden a la clase trabajadora y que no merecen por ninguna vía.

El columnista no se imagina a un Baltazar o a una Paloma trabajando, en alguna actividad propia de su profesión, devengando su salario. Los políticos de ahora se han vuelto descarados, cínicos, y la gente no piensa más en que son vividores y oportunistas que roban al gobierno federal con salarios y compensaciones inmerecidas a cambio de hacer como que trabajan, y seguir viendo la forma de estar siempre incrustados en el presupuesto.

Ejemplo claro lo ha dado la legisladora Guillén, quien pese a estar inhabilitado, tiene a su hijo en la nómina de la Procuraduría Federal del Consumidor, a sabiendas que está inhabilitado por la autoridad, en un alarde de prepotencia y abuso de poder.

Y eso, si no lo sabe la legisladora, ofende y mucho a sus representados.

El gobernador esta procurando la manera de que nos otorguen más recursos, y los puestos que tienen los legisladores en las comisiones resultan importantes para algunos de estos logros; además, en caso de que no fueran así, debieran entender que son representantes populares, que significa que no se mandan solos, y que lo que cobran lo deben devengar representándonos a los tamaulipecos que queremos que la Federación nos haga más caso, que nos ayude a resolver las problemáticas tan severas que se viven a diario, y para ello, se echa mano de quienes nos representan.

Mal, muy mal, sin duda alguna, la actitud de Camargo, Guillén e Hinojosa, quienes no pueden pasar desapercibidos por una ciudadanía ofendida ante una clase política que no responde a sus necesidades sino a intereses partidistas y personalizados, una clase que responde únicamente a sus ambiciones, como lo ponen de manifiesto cada ocasión que tienen oportunidad, sin el menor recato y con todo el cinismo posible.

Resulta para los tamaulipecos inconcebible saber que tenemos esa clase de representantes en el Congreso de la Unión, y hacemos votos porque algún espíritu o sentimiento los abrace y les haga recapacitar, pensar un poco, meditar, y llegar a la conclusión de que el estilo de vida, que no merecen, por cierto, es muy elevado para lo que realmente devengan, y que para seguir manteniéndolo, la menos debieran hacer como que trabajan para nosotros, que somos, a fin de cuentas, los que les hemos puesto en esa posición.

Ahora que cobren su bono, aguinaldos y más, ¿lo recibirán de corazón? ¿No les remorderá la conciencia, sabedores de que no merecen ni la décima parte de ese recurso, por su apatía, su falta de entrega y de compromiso ciudadano?

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