Cuando Enrique Peña Nieto era candidato a la presidencia de la Repú- blica, algunas personas, simpatizantes de López Obrador, tacharon a quienes no comulgábamos con el “Peje”, de estúpidos, cerrados y otros calificativos más ofensivos.

Esa elección nos costó dejar a varios “amigos” que resultaron más pejistas que el Peje. Hoy, se repite, al parecer, el fenómeno, cuando hay gente intolerante en redes sociales, que, lejos de debatir o buscar externar su punto de vista, busca paleros que les den “like” a todo lo que publican, que pongan que son muy guapos, muy inteligentes y nada más. No aceptan críticas.

Juan García Guerrero, un hombre del centro del Estado, dedicado a la industria y la política, de filiación panista, es el más claro ejemplo de la intolerancia y de la necesidad de aduladores que aplaudan sus postulados. El columnista confiesa que le ha decepcionado la actitud de Juan García Guerrero, quien, sin ser reynosense, ha ostentado cargo en el gobierno municipal actual.

Don Juan publica en su muro de Facebook que Margarita Zavala como candidata y con el excelente presidente del CEN panista que tienen ahora, serán buenos triunfadores en los comicios.

Al columnista, de manera ingenua, y pensado en la mente plural del mencionado político, se le ocurrió externar su opinión en el sentido de que para él, como mexicano, Margarita Zavala no garantiza una buena opción, y que si fuera la elección en base al candidato del PAN, en definitiva daría su voto al actual presidente del Comité Ejecutivo Nacional, Ricardo Anaya.

Eso bastó para que Juanito nos calificara de misóginos, y desencadenara una serie de comentarios ofensivos –como el propio de García Guerrero- y de algunas “madres luchonas”, mujeres emancipadas y más, insultando el comentario adverso a la Zavala.

Parece que tantos años de político no le enseñaron a Juan García Guerrero que la pluralidad es una bendición en la política, y el respeto a las opiniones contrarias también lo es.

El no coincidir con Margarita, en primera instancia, no nos convierte en priistas, tampoco en misóginos, ni machistas: para nosotros, como para muchos, la señora de Calderón no tiene nada qué hacer en la política.

Respetamos las opiniones distintas, que seguramente tendrán -algunas- fundamento, pero hasta las ilógicas o pasionales –como vemos la de García- son respetables en la medida que respeten nuestra forma de pensar. Para los comicios de 2018 habrá varios partidos buscando la Presidencia, varios candidatos en las precampañas y varios ya en las campañas, y el no coincidir no nos hace enemigos.

Mis alumnos americanistas y barcelonistas saben que mi afición futbolística es por Chivas y Real Madrid, y seguimos siendo compañeros sin ningún problema, y con el límite del respeto mutuo, lo que veo, don Juan perdió seguramente en su trayecto a Reynosa.

Siempre he defendido que los puestos los deben ocupar mexicanos o mexicanas con capacidad como único requisito, sin importar la ilógica cuota de género, o el que sea hombre, mujer o con otra preferencia sexual, siempre y cuando, tenga la capacidad para enfrentar el cargo que busca. Y don Juan se fue por la tangente; seguramente, sin conocer a fondo el término “misoginia”, acusando a los detractores de Margara de enemigos de la mujer, haciéndonos blanco, en su muro, de insultos inmerecidos.

Porque, entonces, si Juan García va con Margarita, es un tipo feminista y seguramente simpatizante de la misandria, como característica principal de su personalidad. Para que no batalle el político blanquiazul, el término misandria se refiere al odio que se tiene hacia el varón, es decir, es el antónimo de misoginia.

Y en esa clasificación cae Juan García Guerrero y muchos más, principalmente, los enemigos de las designaciones por capacidad. No se equivoque, don Juan Guerrero, mejor tome algunos libros: lea, cultívese, y abra su criterio al debate, que siempre es sano. Comentarios: columna.entre.nos@gmail.com