Considero que López no desconoce la magnitud y peligro que significa que los cárteles mexicanos son organizaciones terroristas internacionales, se les considere así, o no. Parece que no comprende que las leyes antiterroristas de Estados Unidos se aplican sin respetar territorialidad, y podrán ser cuestionables, pero eso no las hace ni menos reales ni menos efectivas, cuando deciden aplicarlas.
El gobierno federal dice que se debe colaborar en dos temas: tráfico de armas y de dinero, y servicios financieros, y se comenzará a tomar medidas en esos temas. Lo que les sobra a los cárteles son armas. Aplicar controles estrictos es importante, pero no soluciona la violencia, además mientras la venta de armas sea legal en Estados Unidos, éstas llegarán al país. Atacar el lavado de dinero fácil de decir que de hacer. México y Estados Unidos no tienen éxito esto. Se olvida que los grandes capos y grandes cárteles viven de los recursos del tráfico de drogas, pero más de un centenar de organizaciones criminales que operan en el país viven de explota al ciudadano y sociedad, vía narco-consumo, extorsión, robo, secuestro.
Lo que lleva a la Casa Blanca a considerar narcoterrorismo el crimen organizado que opera en México, es la incompetente política de seguridad del gobierno, no se entiende y que carece de documento que la explicite. El crimen se concentra en 7 estados, ahí se concentra la violencia, ¿por qué no se concentra y opera en esos estados la Guardia Nacional? Porque el eje es no dar golpes estratégicos a los cárteles, eso los fortalece; Culiacán y Nuevo Laredo lo demuestran. La política de colaboración con Estados Unidos obliga a cambiar estrategia en México, implica ir contra a cárteles y detener o eliminar a sus cabezas. En migración se dio giro de 180 grados y se cerró fronteras, en el narcotráfico tendrá que ser igual. Se pasará a la acción del Estado contra grupos criminales.
Existen dos puntos de colaboración con Estados Unidos, uno es la inteligencia, hoy cancelada. Ese intercambio de información e inteligencia logró la captura de El Chapo Guzmán y la destrucción de Los Zetas, esto es lo que entiende Estados Unidos por colaboración y cooperación en la lucha contra el narcotráfico. Estados Unidos opera contra grupos o personajes del narcotráfico en forma unilateral. Colombia, con la persecución de Pablo Escoba, y después los hermanos Rodríguez Orejuela; la invasión a Panamá para detener al presidente Manuel Noriega, acusado de narcotráfico, en México, la detención del doctor Álvarez Machaín, levantado en Guadalajara, llevado a Los Ángeles por un comando, acusado de participar en la tortura del agente de la DEA, Enrique Camarena.
otro punto es clave. México, para la Defensa estadunidense, no es territorio externo, se le considera y a Canadá, parte del Comando Norte que se ocupa de la seguridad interior de ese país. Para ellos somos estrategia de su seguridad interior, si no se entiende así, no se entiende nada.
Considerar Trump a cárteles mexicanos terroristas presiona por resultados en la pacificación del país y sitúa su estrategia de seguridad como tema de la agenda bilateral. A López se le acaba el tiempo para negociar los términos de la cooperación con Estados Unidos. “Cooperación, no intervencionismo”, dice López, pero la falta de resultados de la lucha contra el terrorismo, prioridad de Estados Unidos da knock out a su cuestionado plan de pacificación, pleno de acciones erráticas y discursos.
Trump pretende apretar el aislamiento político y financiero de los cárteles y ante los malos resultados en México, se inmiscuirá en la seguridad pues “abrazos, no balazos”, no evitan ataques que aterrorizan a los civiles. Trump aun mantiene en la sombra las acciones de inteligencia que realiza en México para detectar capos y cárteles, sin embargo tiene resultados de investigación interesantes que ponen a temblar al sistema político público y privado de México, por eso se oponen a Trump y su política de ataque al crimen organizado.