Un día caminando por el Valle de las Lamentaciones me encontré a Jesús, varias personas estaban junto a él porque su alma tenía inquietudes, más, antes de que ellos hablaran, el Maestro empezó a decirles:

¿Y a ti qué te tiene tan molesta? ¿Acaso no sentiste que se te podía amar de una forma distinta a la que estabas acostumbrada?

Y a ti que dices que no sabes qué perdiste y sigues buscando ¿Por qué no has contemplado lo que siempre has tenido frente a ti?

Y a ti que ya estás cansado de tanto correr y no te detienes ¿Acaso no sabes que estas huyendo de ti mismo y necesitas reconocer tus errores para poder descansar?

Y a ti que tanto te lamentas de tu mala suerte ¿Por qué te niegas a reconocer que eres afortunado y disfrutas ya de todo lo que has logrado?

Y a ti que lloras frecuentemente por lo que aseguras perdiste ¿Por qué no agradeces lo feliz que fuiste en los momentos de amor incondicional que obsequiaste a los que dices tanto has amado?

Y a ti que no estas conforme con lo que tienes y te hace sufrir el no tener más de lo que mereces ¿Por qué no empiezas por liberarte de la pesada carga de la ambición que tanto te pesa?

Y a ti que reprimes tus sentimientos por un orgullo mal encausado ¿Por qué no renuncias a tu egoísmo y te dejas amar como siempre lo has deseado?

Y a ti que siempre quieres ser el primero y para lograrlo mancillas la dignidad del que consideras de poca valía ¿Por qué no cultivas la humildad para que encuentres la paz interior que tanto necesitas?

Y a ti que vives quejándote del sufrimiento de tu mortal cuerpo ¿Por qué no procuras amarte para que sanen tus heridas emocionales y tu espíritu vuele alto?

Ahora ya sabes lo que les molesta, lo que perdieron, el por qué corren sin parar, el por qué lamentan su suerte, el por qué lloran frecuentemente, el por qué no están conformes, el por qué reprimen sus sentimientos, el por qué quieren ser los primeros, el por qué viven sufriendo; entonces, si quieren sanar, síganme porque Yo Soy, el camino, la verdad y la vida, y quién cree en mí no morirá del todo, porque tendrá un lugar conmigo en la casa de mi Padre.