Propuestas como la de Trump de comprar Groenlandia, territorio danés autónomo habitado por 56 mil personas en el estratégico Ártico, demuestra que aquello de lo que no apropian, lo compran. Para EE. UU., es reforzar la intención geopolítica.
La propuesta es combina ambición territorial, interés estratégico y concepto de las relaciones internacionales como transacción comercial. Groenlandia es un activo geopolítico de enorme valor, de posición relevante por sus rutas marítimas y minerales. El cambio climático transforma esta zona en interés estratégico para EE. UU., Rusia y China, por su acceso libre de hielo.
La reacción de Dinamarca fue rechazo. La primera ministra Frederiksen calificó la propuesta de anexión de «absurda». El Gobierno groenlandés declaró en 2024 que su objetivo era la independencia. por lo que se acordó formar un gobierno que reúne a 4 de los 5 principales partidos (73% de los votos en esos comicios), que rechazan la idea de ponerse al amparo de EE. UU.
El futuro de Groenlandia en relación con EE. UU., es incierto y lleno de desafíos. El interés estadounidense es innegable, la resistencia de Dinamarca y Groenlandia a cualquier tipo de anexión o control externo es fuerte. La tensión geopolítica en el Ártico continuará. Groenlandia debe cuidar sus aspiraciones de independencia junto con las presiones de potencias como EE. UU., Rusia y China.
Estados Unidos se hizo de territorios mediante diversas formas, incluyendo la compra (Luisiana de Francia, Alaska de Rusia, Florida de España), anexión de repúblicas (Texas) y la cesión tras conflictos armados (territorio mexicano en el Tratado de Guadalupe Hidalgo, que hoy incluye California, Nuevo México, Arizona, Nevada, Utah y partes de otros estados) Existen territorios dependencias de EE. UU., como Puerto Rico, Guam e Islas Vírgenes.
Groenlandia se encuentra en una encrucijada geopolítica pues es vista por las potencias como cosa, posesión y objeto, por lo que su futuro dependerá de cómo maneje las dinámicas internas y externas, asegurando que sus intereses y la voluntad de su población sean respetados en medio de la creciente tensón internacional en el Ártico.