La OMS publicó una encuesta sobre el impacto de Covid-19 en los sistemas de salud con información de 105 países de marzo-junio 2020. Ilustran que 90% experimentaron interrupción en sus servicios: inmunización de rutina 70%; diagnóstico y tratamiento de enfermedad no transmisible 69%, planificación familiar y anticoncepción 68%, tratamiento para enfermedad mental y trastornos de salud 61%, diagnóstico y tratamiento del cáncer 55% Interrupciones en el diagnóstico y tratamiento de la malaria 46%, detección y tratamiento de tuberculosis 42% y tratamiento antirretroviral (VIH, 32%)

El servicio de urgencias se interrumpió en la cuarta parte de los países. La interrupción de servicio de emergencia las 24 horas fue en 22% de los países, la transfusión de sangre urgente se interrumpió en 23% de los países y la cirugía de emergencia en 19% de los países. En México, en lo que va del año, ha habido 23 millones de consultas menos en el sistema de público de salud, respecto 2019.

Covid-19 descubrió fisuras. Todos sabemos un mayor, vulnerable, confinado aislado de servicios sociales y de la interacción humana básica o un mayor que vive con un cuidador expuesto regularmente al virus. La tarea de encontrar soluciones para apoyar al adulto mayor y sus cuidadores es urgente, sin ser problema nuevo. En EE. UU., en 2018, hubo más inversiones de capital privado en empresas que se ocupan de mascotas que en las que se ocupan del adulto mayor, gran falla del mercado. En EE. UU., cuidar adultos mayores es mercado de 131 mil millones de dólares (la industria global del juego)

Es claro que faltan soluciones a esta crisis. En EE. UU., hay 48 millones de personas, en su mayoría mujeres, que cuidan a otro adulto. En México, 34% de la población es dependiente, sin considerar a quien vive con discapacidad y tiene entre 14 y 65 años. Falta saber cuántos de esos dependientes lo son por cuestiones de salud. Sabemos que la mayoría de los cuidadores consideran que esa responsabilidad es forma de expresar amor mutuo. Para muchos, es trabajo agotador emocional, físico y económico. La tecnología cambia todo, la necesitamos para cambiar la forma en que nos cuidamos unos a otros a medida que envejecemos.

Dar a los pacientes medicamentos seguros y eficaces es un proceso complejo que exige inversión. Se desarrolla más de 8 mil medicamentos en el mundo, de estos, 74% tiene potencial de ser el primer tratamiento en su clase, opciones terapéuticas y de vida que no serían posible sin la Iniciativa de Medicamentos Innovadores (IMI), creada en 2007 para mejorar la eficiencia y eficacia del proceso de desarrollo de fármacos innovadores, seguros y eficaces, ejemplo de que las asociaciones público-privadas contribuyen a mejorar la salud de millones de personas. Su Agenda de Investigación tiene 4 ejes: Validación de objetivos e investigación de biomarcadores (eficacia y seguridad) Adopción de paradigmas innovadores de ensayos clínicos. Medicamentos innovadores. Programas de adherencia adaptados al paciente.

Contempla prioridades: resistencia antimicrobiana, diabetes, enfermedades psiquiátricas, cáncer y desarrollo de vacunas. IMI tiene en marcha proyectos para abordar la emergencia de salud por Covid-19, como el ZAPI, que se creó en 2015 para construir plataforma de tecnologías y facilitar respuestas a brotes de enfermedades zoonóticas, que opera en la búsqueda de tratamientos para COVID-19. Otra iniciativa como ConcePTION, para uso de medicamentos durante embarazo y lactancia; RADAR-CNS para capturar datos de monitoreo remoto a través de teléfonos inteligentes; y VALUE-Dx sobre diagnóstico de resistencia antimicrobiana, dan cuenta del trabajo de los 32 asociados de IMI.

Exemplars se centra en 5 áreas: mortalidad de menores de 5 años; vacunas; papel del agente de salud comunitario; preparación y respuesta a epidemias; retraso del crecimiento infantil (reducción del desarrollo físico y mental causada por mala nutrición), incluirán mortalidad neonatal y materna, planificación familiar, anemia materna y sistemas de atención primaria de salud.

¿Qué han encontrado? 7 países destacan en la reducción del número de niños que mueren antes de cumplir 5 años: Bangladesh, Camboya, Etiopía, Nepal, Perú, Ruanda y Senegal (todos por debajo de la capacidad económica de México) En Brasil, el trabajador comunitario de salud ayuda a dos tercios de la población a acceder a atención médica. De 1992-2016, Etiopía redujo el número de niños con retraso del crecimiento de 67% a 38%. En ese rubro, 2008-16, Perú disminuyó de dos millones a 370 mil niños. Es herramienta para tomadores de decisión, gobiernos, sociedad civil y organizaciones sin fines de lucro. Son ejemplos de éxito, evidencia de lo que funciona y de cómo adaptar caminos para mejorar la salud en el mundo.