Durante 3 años, 370 personas mayores de 75 años participaron en un programa de ejercicio físico individualizado, puesto en práctica por el Servicio de Geriatría del Complejo Hospitalario de Navarra, que ha mostrado ser seguro y efectivo para revertir el deterioro funcional asociado a la hospitalización que sufren pacientes de edad avanzada, y que ha mejorado los aspectos cognitivo y la calidad de vida.
Los autores destacan que estos resultados debe hacer que los hospitales cambien su paradigma centrado en la enfermedad, a otro que atienda el estado funcional de la persona que se afecta negativamente por la hospitalización basada en reposo en cama. Las personas participantes realizaron un programa controlado e individualizado de ejercicios de fuerza, equilibrio y marcha, adaptados a sus posibilidades, incluso durante la fase aguda de sus enfermedades. En función del estado de cada participante, se determina la intensidad de entrenamiento de entre 30% y el 60% de su capacidad muscular para realizar ejercicios para piernas y brazos. Estas sesiones tienen duración de 20 minutos, mañana y tarde, durante entre 5 y 7 días consecutivos.
El programa de actividad física, demostró ser apoyo para la prevención de la fragilidad, factor de eliminación de complicaciones vinculadas a la estancia pasiva en el hospital y vía de motivación para superar la enfermedad. La intervención de ejercicio físico multicomponente, innovador, individualizado, incluye entrenamiento de resistencia de moderada intensidad por un período muy corto, proporciona beneficio significativo sobre la atención habitual y revierte el deterioro funcional y cognitivo asociado con la hospitalización en adultos mayores.
En el momento del alta hospitalaria, el grupo que realizó el programa de ejercicios logró en comparación con quienes no lo hicieron, 2,2 puntos más de media sobre un máximo de 12 en la escala de valoración funcional SPPB (Batería de Rendimiento Físico Reducida), que mide equilibrio, velocidad de la marcha y fuerza de las piernas, y de 6,9 puntos más de media en el índice de independencia de Barthel, para actividades de la vida diaria, con puntuación máxima de 100.
Estos resultados son relevantes pues existe consenso científico que considera significativo el incremento de un punto en la escala SPPB y de 5 en el índice de Barthel. En comparación con intervenciones realizadas hasta el momento con este perfil de pacientes, esta es novedosa y de gran avance en el manejo de aspectos funcionales, al abandonar modelo de hospitalización que fomenta reposo en cama y sedentarismo del paciente. Nadie había planteado, que pacientes mayores y con múltiples enfermedades, se beneficiaran en 5 días de un programa de ejercicio alejado del levántese de la cama, camine un poco por el pasillo o permanezca en reposo en la cama o el sillón.
Se encontraron beneficios significativos de intervención cognitivos y de calidad de vida sin efectos secundarios ni aumento en la duración de la estancia hospitalaria. Esta intervención no cambió la tasa de reingreso y la mortalidad a los tres meses. En una población tan anciana como la objeto de estudio y con esperanza de vida teóricamente corta, el objetivo de nuestra intervención no es aumentar la cantidad, sino la calidad de vida.
Creemos que las mejoras de las tecnologías o el último e innovador tratamiento aportan todas las soluciones a nuestros problemas, y no somos conscientes de que la discapacidad que genera la hospitalización, en ocasiones tiene mayor impacto que la propia enfermedad que causó el ingreso.