Voy a ir ahí, a donde siempre he querido estar, mas, aunque emocionado por acudir, me invade también un sentimiento de temor, porque para empezar, aquello que tanto me deleitaba a la vista y al oído, ya no se encontrarán, como tampoco estarán muchas de las personas que con gran simpatía, al verme, me saludaban con alegría.
Voy a ir a ese lugar, porque seguro estoy, que aunque muchas de las personas y las cosas con las que antes me encontraba en el camino ya se habrán marchado o se habrán transformado en otra estructura que no me será fácil reconocer.
Voy a ir y respiraré profundo, tratando de llenarme de la energía que ayer tan fácilmente fluía por mis pulmones y mis arterias. Yo sé que soy de ahí, aunque no haya nacido en ese suelo, pero en su momento, me fundí a la tierra, como un hijo se funde a una madre, así, como el primer momento en que mi buena estrella, marcó el camino para llegar a ella.
Voy a ir ahí, y me dejaré consentir por el sol de la mañana, por el suave y tibio viento de la tarde, por lo hermoso de la noche de ese cielo tan lleno de estrellas que reflejan los sueños que dejé en prenda cuando hice la promesa de regresar al sitió donde fui feliz.
Voy a ir ahí, y porque mi fe es grande, espero encontrarte a ti, abuela, al abuelo, a la gran tía, al inolvidable primo, a los amigos de mi padre y a los míos, a la misma sierra que sigue abrazándonos a todos como una madre, al sol y los amables días, a la noche que guardó mis amados sueños porque siempre supo que aquel niño, nunca dejaría de ser un romántico enamorado de la vida.

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