Hasta antes de la administración estatal de Martínez Manaotou la atención médica a Ciudad Victoria y la región se daba en el hospital Civil. Sin plantilla formal pues el personal recibía paga simbólica, sin derechos; en planta física inadecuada, con carencias de instrumental y de equipo, lo que estableció conductas inadecuadas. No había horarios formales, en especial para el médico, pues cubría todo un día o un fin de semana, así que entraban y salían del hospital acorde a la demanda de atención y no a una jornada.

Al carecer Ciudad Victoria de unidades médicas privadas, se ideó crear áreas para esta atención con personal del hospital, excepto el médico que sin responsabilidad por el hospital cobraba por sus honorarios Se resolvió la necesidad de un grupo en condición de pagar por atención privada. Significó fuente de ingresos para el hospital, que manejaba con supervisión de los Servicios de Salud de Tamaulipas, Organismo Público Descentralizado. Al nacer el hospital General se continúa la práctica de atención pública y privada. Por desgracia, en muchas ocasiones se manejó ese ingreso sin transparencia, como sucede en la administración pública en general.

Con Tomás Yarrington, se habló de cancelar las áreas de distinción, pero ante la falta de hospitales privados, se ubicó un Contralor en los hospitales estatales para supervisar ingreso y egreso del presupuesto y evitar el favoritismo y la influencia política que prevalecía a la hora de pagar cuentas por atención privada y en la compra de insumos.

El crecimiento de la población y el nacimiento del Seguro Popular incrementaron la demanda de atención y saturaron a los hospitales estatales. Todos tenemos derecho a recibir atención médica. Los hospitales estatales darán sin distinción atención, aunque están obligados con derechohabientes del Seguro Popular y de IPSSET, pues cobran por ese servicio.

Hay un grupo de población que debe encontrar sustituto al cierre de la atención privada en hospitales estatales, aunque excepto en Victoria, la atención privada en la entidad es añeja. En Ciudad Victoria se subsidió por décadas en los hospitales públicos la atención privada, lo que detuvo el desarrollo de hospitales privados.

Cerrar la atención privada en hospitales estatales rompe costumbres, no rompe Derechos; dificulta la atención del paciente en un hospital privado por su médico tratante mientras cumple su jornada en un hospital público cuando antes lo hacía en su jornada laboral. Podemos solicitar atención dentro de normas y reglamentos. Los hospitales estatales cumplen con su vocación social.

En tiempos de crisis económica la decisión es benéfica. Los hospitales amplían su capacidad para cumplir con su vocación pública, atender a todos con oportunidad sin necesidad de invertir en ampliaciones. Los hospitales privados incrementarán su trabajo con los pacientes que ya no son atendidos en hospitales estatales, los que de cualquier manera continuarán pagando, como siempre deberían hacerlo al decidirse por atención privada. El perdedor es el influyentismo que se imponía por sobre las finanzas de los hospitales.